domingo, 4 de marzo de 2018

Tuning II: Aún más fuerte



¡Imbécil!. Era todo lo que podía decir de mi marido tras una absurda discusión con él por las tareas del hogar. Para los que no han leído la primera parte, y que recomiendo leer, decir que mi marido tiene treinta y cuatro años y yo tengo tres menos que él. Estamos casados desde hace varios años, y siempre le había sido fiel. Juan, el mejor amigo de mi esposo, se aficionó al tuning y logró convencer a mi marido para que tuneara uno de nuestros coches, fue así como ambos se aficionaron a modelar el coche a su antojo de la mano de Javier, que era el mecánico de Juan. Con el tiempo se convirtió en una obsesión para todos ellos.



El caso es que quedaban tan sólo dos días para asistir de nuevo a la fiesta de tuning a la que fuimos el pasado año por estas fechas, y lo cierto es que notaba a mi marido mucho mas nervioso cuando supo que se acercaba el día. Su amigo Juan nos había invitado, y sus celos iban en aumento. No podía negarse a la invitación de su amigo de toda la vida, no quería evidenciar sus temores de aquella noche, pero no le hizo gracia que viniera Javier. Todos sabíamos que Juan no se enteró de nada de lo sucedido, y mi marido en principio tampoco, pero se sospechaba que hubo algo entre Javier y yo. No sé si puedo decir que fui infiel a mi marido con Javier, seguro que de no haber ingerido lo que quiera que tomé esa noche, hubiera permanecido fiel a mi esposo. Supongo que las pastillas ayudaron a desinhibirme, supongo que era algo que deseaba inconscientemente y no me arrepiento para nada de lo que sucedió.



A decir verdad, desde esa noche visto de forma más sexy, cuido mi cuerpo, me gusta provocar a los hombres, incluso disfruto más del sexo con mi marido, y cuando salgo con las amigas trato de encontrar la situación que me haga soñar que hubiera podido pasar de llegar hasta el final, reconozco que desde esa noche me gustaba provocar al menos los primeros pasos, aunque luego no me atreviese a dar el último.



Durante el día siguiente la situación no mejoró mucho, y para colmo la última noche mi marido enfermó vomitando toda la madrugada debido a algún virus. Todavía no me había pedido perdón, ni mostraba signo de arrepentimiento, así que cuando llegó el sábado a la mañana metí mi ropa en la maleta dispuesta a marchar el fin de semana a Valencia con Juan y Javier según lo programado.



.-“¿No pensarás marcharte y dejarme tirado todo el fin de semana?” Dijo sorprendido mi marido tumbado en la cama mientras comprobaba que hacía la maleta.



.-“Puedes cuidarte tu solito, ya eres mayorcito, y si no, siempre puedes llamar a tu mamá” dije con cierto tono irónico mientras metía lo primero que pillaba en el troley.



.-“Te recuerdo que eres mi mujer y deberías quedarte a cuidar de tu marido. No irte de fiesta por ahí ” dijo algo alterado. Si hay algo que no soporto de mi marido es cuando se pone en plan machista. ¿Quién se ha creído que es para decirme lo que puedo y no puedo hacer?.



.-“Te recuerdo que eres tú el primero que dijo que si a la invitación de Juan, y te recuerdo que fuiste tú el primero que insistió en que os acompañase cuando Juan te lo sugirió” dije mientras cerraba la maleta y me despedía de mi marido. Justo en ese mismo momento sonó el timbre del portal. Eran Juan y Javier que pasaban a recogernos en un principio a los dos.



.-“Ahí te quedas” y cerré la puerta de un portazo.



Tanto Juan como Javier se sorprendieron cuando les dije que mi marido no nos acompañaría al ponerse enfermo a última hora, y que en cambio yo si iría con ellos. Ambos coches debido a las remodelaciones, disponían tan sólo de dos plazas cómodas para realizar un viaje de más de trescientos kilómetros. Elegí hacer el viaje en el coche de Javier, aunque estaba hecha un manojo de dudas. Sabía que mi marido se habría asomado al balcón para comprobar si de verdad era capaz de marcharme con ellos, y sabía que maldeciría su suerte al verme subir en el coche de Javier. Pero todo cuanto deseaba en ese momento era hacerle sufrir. Le bastaba un simple “lo siento” para parar esa locura. Una parte de mi corazón esperó hasta el último momento, pero las disculpas nunca llegaron, y yo marché enfurecida.



Supuse que de lo sucedido el año anterior entre Javier y yo nadie se había enterado de nada, nunca le dije nada a nadie, ni volví a ver a Javier desde entonces. Pero mi marido siempre sospechó que pudo ocurrir algo, puesto que una noche se me escapó el nombre de Javier mientras cerraba los ojos al hacer el amor. Siempre que recordábamos esa noche le entraban esos ataques de celo que tanto detesto. Se lo imaginaba también, porque a partir de esa noche, era a mí a la que le gustaba vestir como las chicas de las revistas que compraba, donde aparecían coches tuneados junto a modelos con ropa muy sexy. (Recomiendo el siguiente enlace: www.mundotuningshow.com)



Por mi parte, en mi intimidad, me gustaba recordar el desliz sucedido aquella noche, supongo que pese a encontrarme bajo los efectos del alcohol y los estupefacientes, fue la noche más excitante de toda mi vida. Había descubierto una parte de mí que yacía oculta. Nunca me había sentido como en aquella noche, fue todo tan distinto a la rutina sexual a la que estaba acostumbrada con mi marido, que no podía evitar excitarme al recordarlo. Que si siempre las mismas posturas, ternura, besitos, que si ¿te ha gustado cariño?, que si ha estado genial, pese a que tenga que fingir alguna que otra vez para satisfacer su ego masculino, que si te quiero por costumbre..., aquella noche cambió mi vida por completo y esperaba que algo parecido sucediese esta vez.



Comencé a masturbarme de nuevo como una adolescente en que me quedaba sola en casa recordando algunos sucesos de esa noche. No podía dejar de pensar en el polvo que me pegó Javier en la cama del hotel junto a mi esposo. Mi vida sexual se transformó para siempre, me gustó perder el control de mi cuerpo, desinhibirme por completo, y disfrutar plenamente sin tapujos. Aunque después de esa noche volví a ser la recatada esposa de mi marido, y seguir siéndole fiel, comencé a vestir de forma más sexy, escotes sugerentes, faldas más cortas, medias en vez de pantys,... etc, me gustaba provocar a los hombres con los que coincidía en mi vida, como compañeros, dependientes, cafeterías, clientes, desconocidos y sobretodo flirtear con los esposos de mis amigas. Esa noche perdí el control, me hizo sentir sucia, utilizada, como una zorra cualquiera y eso me excitaba cada vez que lo recordaba. Me gustaba provocar y comprobar las insinuaciones que los hombres me hacían para que me acostase con ellos, me agradaba que me dijesen que era hermosa, incluso cosas más soeces como “menudas tetas” o “vaya culito”, aunque nunca me atreviese a más.



Nada mas subir al coche de Javier se sonrió. Al igual que el año anterior llevaba unos shorts y una camiseta de tirantes finos debido al calor de comienzos de verano. Se podían apreciar los tirantes del sujetador que llevaba debajo.



.-“¿Qué tal preciosa?. Estas estupenda. Creí que preferirías ir en el coche de Juan” dijo dándome un repaso de arriba abajo con la vista y continúo diciendo: “Ha sido una pena que no hallamos coincidido durante todo este tiempo, no he podido evitar dejar de pensar en ti y en lo que pasó, espero que este año nos lo pasemos tan bien como el anterior” manifestó mientras fijaba su mirada en mis piernas.



.-“¿Por qué crees que preferiría subir al coche de Juan?” le pregunté.



.-“Bueno, Juan siempre se manifiesta muy dispuesto a llevarte lo que sea” dijo insinuando que sabía la atracción que Juan sentía por mí, aunque yo le había repetido innumerable número de veces, que lo apreciaba tan sólo como amigo.



Recuerdo que con la excusa de cambiar de marchas acarició mi pierna levemente. Un escalofrío sacudió mi cuerpo. No pude evitar enumerar mentalmente la de veces que me había acariciado pensando en sentirme utilizada de nuevo al antojo de Javier. Habían sido muchos orgasmos desde aquella noche, imaginando que Javier me manoseaba, me utilizaba y me exhibía vestida como una colegiala ante sus amigotes.



Me preguntaba si sería capaz de hacer realidad todas mis fantasías durante este tiempo y por eso quise seguirle el rollo:



.-“Creí que en el estado en el que te encontrabas te habrías olvidado de lo sucedido esa noche” dije tratando de no darle la más mínima importancia.



.-“Oye, siento mucho lo que pasó, me hubiera gustado que sucediese de otro modo. Pero no puedes hacerte a la idea de las ganas que tenía de echarte un buen polvo esa noche, me ponía cantidad cómo ibas vestida, me provocabas y te deseaba hasta el punto de arriesgarme. Yo no me arrepiento para nada de haber gozado de ti y de lo sucedido. Perdón si en algún momento te hice daño. No era mi intención, creí que te estaba gustando. Pero lo repetiría otra vez” dijo sincerándose de verdad, o al menos así me lo pareció.



“Lo repetiría otra vez” aquella frase resonó en mi mente. He de confesar que me sorprendió su actitud, aquel chulo de barrio al que podía doblar la edad me estaba pidiendo perdón, cosa que mi marido no había sido capaz de hacer. Quise dejarle claro que me encontraba con cierta predisposición a que volviese a suceder algo, especialmente con él. Quería provocarlo hasta el punto de que lo volviese a intentar.



.-“Yo tampoco he podido evitar pensar en lo que pasó” dije para su asombro. Un silencio se hizo entre los dos, hasta que para romper la tensión dije de nuevo:



.-“Aunque no me acuerde de mucho” y ambos rompimos a reír.



.-“Si, la verdad es que yo también tengo lagunas en la memoria” dijo él riéndose. La conversación giró entorno a los fallos de memoria los días de fuerte resaca. Que si suelo recordar esto, que si lo otro. Ambos coincidimos que muchas resacas amaneces tirada en la cama sin recordar cosas cómo el camino por el que llegaste a casa, la hora, dónde dejaste tal o cual artículo, el dinero que gastaste y cosas por el estilo. Nos reímos con alguna situación frecuente y ridícula.



El sol de la mañana hizo que se apoderase y comenzase a hacer calor dentro del coche pese a la refrigeración del vehículo. Decidí abrir una lata de refresco, y Javier me indicó que llevaba alguna pajita en la guantera, así podría acercársela a la boca y beber también él mientras conducía. Durante el trayecto le pregunté por la chica con la que estuvo el año pasado, me recordó que se llamaba Mónica, y me hizo saber que este año también estaría.



.-“No te importa ¿verdad?” me dijo como si yo tuviera que estar necesariamente celosa.



.-“No, me alegro de que venga, seguro que este año podemos pasarlo muy bien los tres” dije mirándolo con cara de niña mala mientras chupaba la pajita en plan lasciva.



Así que continuamos conversando. Yo aprovechaba cualquier situación para provocarlo e insinuarme. Se mostraba en actitud chulesca y se las daba de machito ante mí para tratar de impresionarme, yo le seguía el juego y me hacía la traviesa. Siempre que podía me repasaba de arriba abajo con la mirada y se regocijaba en contemplar mis piernas, que yo abría y cerraba lentamente mientras intercambiábamos miraditas, calentando el ambiente en el coche.



Supongo que no pudo resistirse y puso su mano en mi rodilla con la excusa de cambiar de marcha.



.- “¿Y tu marido?” preguntó... ¿porqué no viene?”. Ahora me miró queriendo despejar sus dudas acerca de los jueguecitos que me traía y mi receptibilidad.



.-“Es un idiota” le respondí, y esta vez le abrí mis piernas facilitándole la maniobra de acariciar mis muslos. Nuestras miradas se intercambiaron. Yo simulaba chupar la pajita inserta en la lata de refresco, y la movía de arriba a bajo como si de otra cosa se tratase, mirándolo fijamente a los ojos con cara de niña mala.



.-“¿Lo sabe?, ¿sabe lo que pasó?” me preguntó.



.-“Yo no le he dicho nada” le respondí.



.-“Mejor así, que no sepa lo zorra que puede llagar a ser su mujer” dijo apartando la vista de la carretera para mirarme a los ojos y deslizar sus manos por mis piernas hasta donde mis pantalones cortos le permitieron. Estaba claro que él también quería saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar. He de reconocer que mis braguitas comenzaron a humedecerse cuando escuché la palabra “zorra” de su boca, y sus manos acariciaban mis piernas. Algo me decía que aquella noche se harían realidad mis fantasías durante todo este tiempo.



Estuvo un rato más acariciando mis piernas hasta que de nuevo tuvo que cambiar de marcha y regresó a sujetar el volante con las dos manos.



Le pregunté por Claudio, el organizador del evento los certámenes anteriores y mis posibilidades de repetir como azafata ese año. Me hizo saber que este año, debido sobretodo a la crisis, el evento había cambiado de patrocinadores. La discoteca del año pasado había cerrado, y este año lo patrocinaba todo otra cadena de “ocio” con mucho más presupuesto. Claudio y él ya no colaboraban, es más, los nuevos organizadores les reclamaban dinero de parte de las facturas que habían tenido que abonar ellos consecuencia del descuadre en caja como organizadores anteriores. A él también le pedían dinero en moratoria, y pese a recibir amenazas no tenía ni la menor idea de pagarles. Le comenté que por qué no denunciaba esas amenazas, y me sorprendió su respuesta:



.-“Mira la policía y algunos jueces están comprados, frecuentan los diferentes locales y discotecas del nuevo dueño por toda España. Nunca se ha podido demostrar que en sus discotecas se ejerza la prostitución o se trafique con drogas, y sin embargo está a la orden del día. Supongo que es la forma que tiene de devolver los favores que le deben” trató de hacerme entender la situación.



.-“¿Por qué vamos entonces?” le pregunté algo sorprendida por lo que acababa de escuchar, lo lógico sería no asistir al certamen de este año.



.-“Mira mi coche es el mejor todos los años en la prueba de potencia de sonido, me interesa la publicidad que hace el evento de mi taller al ganar año tras año, además si no me presentase demostraría y daría a entender que tengo miedo o que me escondo, y no es así” dijo seguro de sí mismo.



.-“¿De verdad no te da miedo que gente así te amenace?” pregunté con cierto temor por lo que estaba escuchando.



.-“Tranquila, no pasará nada. Además.... Juan es abogado ¿no?, ¿qué puede pasar?” dijo al tiempo que reíamos los dos.



Estábamos llegando a Valencia. Ambos nos alegrábamos del buen tiempo, la temperatura, y la noche tan estupenda que haría. Nada más llegar al hotel cada uno fue a acomodarse a su habitación. Como en el año anterior bajamos enseguida a comer algo y regresamos a las habitaciones a descansar para coger fuerzas tras el viaje para la noche.



Pude hacer un poco de siesta, y al despertar decidí darme una ducha para arreglarme después. Mientras me miraba en el espejo del baño miré la fina tira de pelos que decora mi pubis habitualmente y me pregunté si le gustaría o no así a Javier. Decidí rasurármelo por completo. Luego me dí cremas por todo el cuerpo con olor a fresa, de alguna forma todo ese ritual me estaba excitando, sabía que había acudido con predisposición de ser infiel a mi esposo, por una parte quería que eso sucediese, y por otra tenía miedo. Al menos buscaría la posibilidad para que sucediese, aunque nunca sabes si llegará a ocurrir algo.



Miré la ropa de la maleta, y aunque había cogido varias prendas que podían encajar esa noche, decidí ponerme la misma ropa que llevase el año anterior. Recordé las palabras de Javier en el viaje: “me ponía cantidad cómo ibas vestida”, eso terminó por decidirme.



Elegí también un tanga negro a juego con el sujetador. De nuevo la minifalda de tabletas de colegiala blanca y negra a cuadros, y en la parte superior la camisa blanca anudada en el ombligo. El sujetador se transparentaba lo justo y deseado. Para rematar el look dos coletas en el pelo que me daban un aspecto de niña mala.



Ambos hombres me estaban esperando en el pasillo del hotel a que saliese de mi habitación, se quedaron de piedra al verme salir.



.-“Caray Sandra es exactamente igual a como me lo imaginaba” dijo Juan nada más verme.



.-“Estas espectacular” comentó Javier tras silbarme.



.-“¡Vamos chicos!” dije abrazándome por la cintura de ambos uno a cada lado “vámonos antes de que dejéis un charco de baba en la moqueta”.



Los tres caminábamos rumbo al ascensor del hotel, mientras mis tacones resonaban por el pasillo. Yo andaba en medio abrazada a ambos. Y para mi sorpresa fué Juan, el amigo de la infancia de mi marido, quien posó su mano en mi culo descaradamente por encima de mi minifalda mientras recorríamos el pasillo. Al llegar al ascensor no le quedó mas remedio que quitar su mano de mi trasero, había un matrimonio dentro del ascensor cuando paró en nuestra planta, y aún se detuvo un par de veces más, antes de llegar al hall del hotel para recoger más huéspedes. La última vez que entró gente en el ascensor tuvimos que apretarnos todos. Juan se situó detrás de mí, su mano volvió a acariciar mi trasero, y debido a un leve empujón en el ascensor, pude notar para mi sorpresa su erección en mi culo. ¡El tío estaba empalmado!. Giré mi cabeza por encima del hombro para sonreírle y hacerle saber que lo estaba notando, pero él lo interpretó como que podía avanzar en sus maniobras y se restregó un poco más contra mi cuerpo. Juan siempre había manifestado su atracción por mí, y si nunca había intentado propasarse era por respeto a su amigo, mi esposo. No quise darle mayor importancia pero quería dejarle clarito que nunca sería suya ni se hiciese ilusiones.



De nuevo quise ir en el coche de Javier, dejé que mi falda se subiese al sentarme a propósito y ofrecerle así una visión espectacular de mis piernas. De nuevo aprovechó la excusa de cambiar de marchas para posar su mano en mi pierna más cercana. Me acariciaba los muslos mientras conducía por las calles de Valencia, en una de las ocasiones su mano llegó a perderse por debajo de la falda hasta alcanzar el inicio de mi tanguita. Me volví a abrir de piernas para facilitarle la labor. Quería dejarle claro que era presa fácil esa noche. No dejó de mirarme a los ojos en el momento en el que yo separaba cuanto podía mis piernas y sujetaba su mano con las mías entre mis piernas, para que no cesase en sus maniobras, no podía evitar realizar pequeños movimientos circulares con mi pelvis señal inequívoca de mi calentura.



.-“Caray muñeca, tranquila que todo llegará a su debido tiempo, disfrutemos antes de la noche” dijo al tiempo que volvía a sujetar el volante con las dos manos.



Fui yo la que decidí poner ahora mi mano directamente en su entrepierna notando su abultado paquete. Quise comprobar el estado de su miembro por encima de los jeans que llevaba puestos.



.-“Al parecer te ha gustado lo que tocabas” dije acariciando su polla mientras conducía.



Recuerdo perfectamente que parados en un semáforo nos besamos por primera vez en la boca. Mi cuerpo se estremeció al notar su lengua recorrer cada rincón de mi boca con toda la pasión del mundo, y saber que la boca que me besaba no era la de mi marido. Estuvimos jugando hasta que llegamos al polígono donde tendría lugar la concentración de coches.



El ambiente era inmejorable, había mucha gente para cuando llegamos. Cantidad de coches tuneados, mucha niña mona, cuerpos musculosos en camisetas de tirantes para lucir los tatuajes y minifaldas por todos los lados. Eran varias naves consecutivas distribuidas según las diferentes modalidades del concurso, dónde una nave central ejercía la labor de discoteca y escenario de entrega de premios.



Nada más llegar, tanto Juan como Javier decidieron ir cada uno hacía las respectivas naves donde participaba cada coche en su prueba. Juan buscó la nave donde participaría en el concurso de neones en el que estaba inscrito, y Javier por su parte la nave en la que tendría lugar la prueba de potencia de sonido.



La verdad es que me resultó aburrido permanecer horas y horas esperando que se celebrase la prueba. Recuerdo que estabamos un corrillo de gente en el que los chicos contaban sus batallitas y carreras, presumiendo como gallos en un corral de gallinas de sus bólidos frente a las chicas presentes. Javier me besaba de vez en cuando y me metía mano en presencia de todos. Estaba claro que le gustaba exhibirme ante sus amigotes y que a mí me gustaba el roll adquirido. Pronto comenzaron a llegar más gente conocida de Javier, y también conocidos entre ellos mismos, eran clientes del taller, compañeros de gremio, gente que se conocía de otras concentraciones y concursos, de foros por internet y todo tipo de historias acerca del tunning.



Cómo digo todo era relativamente predecible hasta que Javier recibió una llamada en el móvil. Era Mónica, la chica con quien estaba de pareja el año anterior. Javier le indicó dónde nos encontrábamos, luego se retiró para decirle por el móvil alguna cosa de la que no quiso que nos enterásemos el resto, y cuando colgó se incorporó de nuevo al grupo. Recuerdo que me abrazó por la espalda y me susurró al oído:



.-“Tengo una sorpresa para ti, espero que te guste” y dicho esto me dio un pellizco en el culo.



Mónica tardó poco en aparecer. Llevaba un short de esos elásticos ajustados tipo boxer, y en la parte de arriba un top que más bien era la parte superior de un bikini. Lucia un piercing en el ombligo y algún tatuaje en la espalda a la altura de la cadera. Nada mas verse Mónica se abalanzó sobre Javier para besarse en la boca. Ambos demoraban en separarse exhibiéndose ante todos los presentes. La gente me miraba sorprendida. Yo consentía en parte la situación, de esa forma Javier quedaba como el héroe ante el resto de musculitos al montárselo con dos chicas a la vez. Todos pudieron ver la mano de Javier sobar el culo de la chica. Lo prolongó el tiempo suficiente como para saber si yo aceptaba el triángulo. He de reconocer que yo estaba como atontada, no me lo esperaba, aunque tampoco me sorprendió.



Nada más separarse Javier tiró de mí hacia él rodeándome con sus brazos por la cintura y forzando un beso en la boca frente a la presencia de Mónica, sólo que a mí me sobó el culo a conciencia con las dos manos para sorpresa de todos los espectadores y especialmente de Mónica, que contemplaba como me dejaba manosear. Se escuchó algún que otro comentario masculino por lo bajo, envidiando la suerte de Javier.



Cuando Javier dejó de besarme, y sin que me diese tiempo a reaccionar, fue Mónica la que me giró hacia ella y me propició algo más que un pico en mi boca. Era la primera vez en mi vida que me besaba tan de cerca en la boca con una mujer. No se puede decir que fuese un beso con lengua, pero si que nuestras bocas estuvieron juntas el tiempo lo suficientemente largo como para aturdirme durante un buen rato. No me lo podía creer.



.-“Hola Sandra, me alegro de verte” dijo Mónica.



Pude ver la cara de asombro y envidia de los otros chicos presentes. Sobretodo cuando Mónica volvió a besar a Javier acto seguido. Yo todavía estaba preguntándome qué había pasado, cuando al parecer un conocido de Javier se acercó para saludarlo.



.-“Hey tío, hay que ver como te lo montas” dijo al tiempo que ambos se estrechaban la mano. Javier nos rodeó con sus brazos una a cada lado, y mientras hablaba con su amigo nos tocaba el culo a la vez a las dos exhibiéndonos como un trofeo ante su conocido. La sensación de sentirme utilizada así comenzó a empapar mi tanguita.



Hubo un momento en el que Mónica y yo decidimos ir a tomar unas copas y dejar a todos esos machitos que presumiesen entre ellos de sus hazañas. Nos fuimos hasta la nave que hacía la labor de discoteca. Pude fijarme en las azafatas de este año. Eran todo veinteañeras expuestas en bikini con tanguita por braguita y dos minúsculos triángulos anudados a la espalda por top superior. La tela era tan escasa que era difícil apreciar el símbolo de la discoteca que ese año patrocinaría el evento. Me alegré de no tener que ponerme en bikini delante de tanta gente. Además, había azafatas y chicas vestidas de esa forma por todos los lados. Se notaba que este año la concentración disponía de mayor presupuesto.



Nos acercamos a la barra a pedir un par de consumiciones. Mónica conocía a uno de los camareros y me dijo que trataría de que nos invitase. Nos situamos en una zona lateral donde al principio no había mucha gente, pero que poco a poco más tarde se fue llenando. Me preguntaron que quería tomar y dije que un gin tonic, mi compañera pidió un ron con coca cola. Cuando llegó el camarero con las consumiciones se quedó un rato hablando con Mónica. Yo no pude oír lo que se decían, pero pude ver como se despedían con un beso en la boca. Me sorprendió ver a Mónica besarse en la boca con otro chico que no fuese Javier, así se lo hice saber cuando me miró a los ojos y pudo comprobar mi cara de asombro.



.-“Creí que eras todavía la novia de Javier” tuve que gritar en medio de la muchedumbre y la música.



.-“Que vá” dijo antes de dar un trago a su combinado “con Javier tan sólo me enrollo cuando quiero” dijo dando otro trago esta vez chupando un par de pajitas que decoraban su copa, “¿y tú?, ¿qué rollo te traes con Javier?, ¿no estabas casada?” dijo señalando mi alianza con la mirada.



La verdad es que me había descubierto, en cierto modo me hizo sentir culpable, no pude evitar agachar la cabeza tratando de encontrar una respuesta mirando al suelo. Fue ella la que interrumpió mi silencio.



.-“Tranquila, ya me contó Javier que se acostó contigo el año pasado, por mi parte puedes tirártelo cuando quieras. Ya habrás podido comprobar que folla de puta madre y tiene una polla descomunal. A mí me vuelve loca” y nada más decir esto se puso a bailar. Yo la miraba desconcertada, no me podía creer lo que acababa de escuchar. Eso de los “follamigos” era algo que no acababa de encajar en mi mundo. No podía entender esa promiscuidad. Ella bailaba alrededor mío tratando de adivinar mis pensamientos. Yo trataba de digerir lo que acababa de escuchar. De nuevo Mónica interrumpió el silencio entre ambas en medio de la música ensordecedora.



.-“¿Te ha gustado?” me preguntó acercando su cuerpo al mío.



.-“¿El qué?” respondí atontada aún.



.-“El beso que nos hemos dado antes” me dijo mirándome a los ojos “¿te ha gustado?”.



Yo no sabía que decir, todo cuanto estaba sucediendo no dejaba de sorprenderme.



.-“Sabes,...eres muy hermosa” dijo Mónica al tiempo que me cogía de una mano y acariciaba la piel del torso con la yema su dedo pulgar. Su cuerpo se pegó al mio. Estoy segura de que me hubiese besado ahí mismo de no ser porque reaccioné separándome. Ella apuró su copa de un trago y me indicó mediante gestos que terminase también mi copa. Hice lo mismo. Nada más apurar la copa me preguntó:



.-“¿Quieres otra?, ¿te pido otro gin tonic?” y cogiendo las dos copas en la mano se dirigió de nuevo a la barra.



Pude ver mientras bailaba como hacia señas para que se acercase el camarero de antes. Tras hablar con él, preparó otro gin tonic y otro ron con cola, esta vez lo cargó más aún que el anterior. Nada más servir las copas Mónica me hizo señas para que me acercase con ellos pues nos habíamos separado un poco de la barra. Cuando llegué hasta allí, Mónica me abrazó por la cintura y me dijo en el oído:



.-“Me ha dicho que nos invitaba otra vez si ahora lo besabas tu. Quiere un beso tuyo a cambio. Le he dicho que se lo darías” dijo al tiempo que se sonreía de ver mi cara de asombro. Yo iba a decirle que no, que prefería pagar las copas cuando Mónica me empujó por detrás chocándome de frente contra la barra del bar, momento que el camarero aprovechó para cogerme por el cuello con una mano y darme un beso en la boca. Seguramente pensó que sería irresistible la oferta y que yo accedería a besarlo, aunque no fuese así. Pese a mi tímida oposición, tenía bastante fuerza y me era imposible separarme de sus labios. Cuando me soltó Mónica se rió. Yo traté de limpiarme la boca.



.-“Anda, no ha sido tan malo..., seguro que si te hubieses dejado besar en condiciones te hubiese gustado. Besa muy bien”. Dijo riéndose de mis gestos de desaprobación.



.- “No logro entenderte” le dije rodeadas de un montón de tíos.



.-“No hay nada que entender, simplemente se trata de disfrutar y hacer lo que quieres en cada momento”. Me respondió.



Estuvimos un rato hablando. Me confesó que era bisexual, aunque ya me lo imaginaba, y no se cortó un pelo a la hora de insinuarme que no le importaría acostarse conmigo. Incluso me animó a que probase a acostarme con una mujer aunque no fuera ella. Trató de convencerme que era capaz de darme mucho más placer que un hombre. Yo esquivé sus insinuaciones una tras otra. Estábamos charlando sobre el tema, cuando para colmo se acercaron un par de niñatos tratando de ligar con nosotras. Apenas tendrían veinte años, muy jóvenes ambos, al menos para mí.



.-“¿Cómo te llamas?” me preguntó uno de ellos mientras no paraba de moverse y de estarse quieto poniéndome nerviosa, subiendo y bajando la cabeza a un ritmo que sólo él llevaría en su mente. Mientras su amigo se lanzó descaradamente a intentar hablar con Mónica. No daba crédito al comprobar el maquineta tan freaky que trataba de ligar conmigo, y sin saber cómo quitármelo de encima. Fue Mónica la que pasó una mano por detrás de mi cintura acariciando mi culo frente a los muchachos, y luego puso la otra mano directamente en mis tetas sobándolas para deleite de los muchachos, y diciendo en voz alta para que pudieran escucharle ambos niñatos:



.-“Lo siento chicos pero estáis perdiendo el tiempo, a mi amiga y a mí no nos interesan los hombres” y tras decir esto me dió un pico en la boca.



Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando pude notar como acariciaba mi culo y mi pecho con todo el descaro del mundo, frente a todos los presentes.



Los dos chicos se dieron media vuelta y se fueron con la boca abierta.



.-“Ves como no ha estado tan mal” dijo mirándome a los ojos.



.-“No vuelvas a hacerlo” le dije tratando de mostrarme seria.



.-“Tus pezones no dicen lo mismo. Reconoce que te ha gustado” dijo sin apartar la mirada de mi escote y mi blusa.



Tuve que reconocer que los pezones se me habían puesto de punta y me había excitado, además se marcaban a través de la blusa evidenciando mi estado de excitación.



.-“Deberías dar rienda suelta a tus instintos” me dijo.



.-“¿A qué te refieres?” le pregunté algo ingenua.



.-“Mira a tu alrededor, seguro que hay algún tío de los que nos rodean al que le dejarías hacerte un favor” dijo Mónica.



.-“No sé, no creo” dije yo algo mojigata.



.-“Vamos seguro que hay uno al que le pegarías un repaso. Por ejemplo, ¿te gusta el rubito de la camiseta blanca?” me hizo girar detrás de mí y mirar a un grupo de chicos en la distancia.



.-“No, no es mi tipo” le respondí.



.-“Entonces ¿quién?” me preguntó.



.-“No sé tal vez aquel moreno de camiseta negra de allí” dije señalándole a otro grupo de chicos.



.-“Ahora soy yo la que no entiende que es lo que le ves a ese chaval. Además parece algo más joven que incluso de lo que soy yo” dijo Mónica algo sorprendida.



.-“Si... pude, tienes razón..., no sé..., me parece guapete, tal vez su mirada, no sé. Tiene cierta apariencia de getilla, de golfo. Además tiene buen culo, es atractivo y su cuerpo no es ni muy musculoso ni muy flácido, más o menos como me gusta el cuerpo de un hombre” le expliqué a Mónica.



.-“¿Y no prefieres un tío cachas que marque abdominales y biceps, que te haga ver las estrellas?” me dijo sorprendida.



.-“No, esos cuerpos me parecen muy artificiales, me gusta un tipo fuerte pero que no sea modelado en un gimnasio” seguí explicándole.



.-“¿Nunca te has imaginado que un pollón de 30 centímetros de algún tío cachas de los que hay por aquí te somete sin mediar palabra?. Por qué a mi estos tíos me ponen mogollón” dijo tratando de conversar.



.-“Si..., bueno..., como fantasía no está nada mal, pero a la hora de la verdad...” Mónica no me dejó terminar la frase:



.-“Sí, ya sé, a la hora de la verdad estas programada para buscar un padre responsable de tus hijos, por eso te gustan así. Pero bueno, si a ti te gusta allá voy” y dicho esto se dirigió hacia el chico que le había dicho. Pude ver sorprendida como entablaba conversación con él y al poco ambos miraban hasta mi posición, momento en el que Mónica me hizo señas para que me acercara.



Yo me moría de vergüenza mientras me acercaba. El muchacho no dejaba de mirarme, me examinaba de arriba abajo. Una vez enfrente de ellos Mónica me dijo:



.-“Sandra, este es Víctor. Víctor esta Sandra” e inevitablemente intercambiamos dos besos.



.-“Quieres tomar algo, ¿te invito?” dijo Víctor cogiéndome por la cintura y acercándose a mí para tratar de hablarme cerca de la oreja. Pude notar su aliento en mi cuello.



.-“¿Por qué no un gin tonic?” le respondí. Al poco tiempo regresó con una copa entre las manos.



Estuvimos hablando un rato. La verdad parecía un chico agradable. Me dijo que no tenía novia y me preguntó por la alianza. Le dije que yo si estaba casada.



.-“Lo suponía” me dijo al enterarse.



.-“¿Por qué?” le pregunté.



.-“Una mujer tan guapa como tú seguro que pude elegir, sería una pena”. No entendí muy bien su frase pero me agradó.



No perdía ocasión para decirme lo guapa y atractiva que era, y tampoco perdía ocasión para abrazarme y rodearme entre sus brazos. Al principio su mano se apoyaba en mi cintura, como llevaba la camisa anudada entre los pechos mis caderas quedaban al descubierto. El aprovechaba para acariciar la piel de mi cintura y en alguna ocasión trataba de bajar su mano y posarla sobre mi culo. Lo hacía todo muy sútil. Me gustaba su estilo. Además debido al volumen de la música podía notar su aliento en mi cuello, y cuando no, trataba de acercar su boca a la comisura de mis labios.



Llevábamos un rato hablando cuando uno de los niñatos que trataron de ligar anteriormente con nosotras se acercó junto a mi acompañante y le dijo:



.-“Estás perdiendo el tiempo, está jugando contigo Víctor, es lesbiana, no tienes nada que hacer” y desapareció dando unas palmadas en el hombro a mi interlocutor.



Víctor me miró sorprendido por lo que acababa de escuchar. Noté que estaba a punto de darse la vuelta y marcharse pero me miraba inquisidor. Yo no quería que se fuera, me estaba gustando charlar con él.



.-“¿Es eso cierto?” me preguntó “¿estas jugando conmigo?” y por primera vez alzó la mirada para comprobar que mi amiga Mónica estaba más interesada en hablar con otra chica que en vez de sus amigos.



.-“No, no es verdad” le dije sin saber muy bien como negar lo que creía.



.-“¿Y cómo sé que no es mentira?” volvió a preguntarme.



Fue en ese momento cuando me armé de valor y lo besé. Si, lo besé en la boca. ¡Menuda locura!, me había besado intencionadamente con un desconocido. Mis piernas temblaron y una descarga de adrenalina recorrió mi mente. Nunca me arrepentiré del paso que dí en ese momento. Víctor aprovechó y me rodeó con sus brazos.



.-“¿Convencido?” le dije al separarnos, pero él enseguida volvió a besarme. Me temblaba todo. Esta vez puso sus dos manos sobre la piel desnuda de mis caderas, pude sentir el tacto de sus manos. Mi respiración se aceleraba. Estaba aturdida, era una descarga brutal de sensaciones olvidadas.



.-“Que te parece si pedimos unas copas y vamos a mi coche, estaremos más tranquilos” me dijo. En cierto modo asentí como una autómata. En un principio me pareció bien la idea, me apetecía estar a solas con él lejos de miradas indiscretas. Pero por otra parte temía que intentase algo más que besarnos en el coche. Seguro que esperaba que me abriese de piernas para él. Me repetía una u otra vez a mi misma mientras nos dirigíamos a su coche, que yo tendría el control de la situación, pese a estar algo mareada por el alcohol.



Una vez llegamos a su coche me invitó a sentarnos en el asiento trasero los dos juntos, así podíamos dejar las copas sobre el reposabrazos situado entre los asientos delanteros. Al principio estuvimos charlando tratando de romper la tensión que se respiraba. Sabía que aquel joven intentaría besarse conmigo, y en cierto modo eso es lo que esperaba, me hacía sentir como una quinceañera tonteando con él, seguramente luego querría ir más lejos, y es ahí donde no veía el momento en el que disfrutar ejerciendo el poder y rechazándolo.



Yo estaba hablando prácticamente en un monologo tratando de disimular mis nervios por encontrarme allí, esperando ese no sé qué, cuando Victor me miró fijamente a los ojos y me besó. Supongo que hasta ahí, eso es lo que buscaba, y que pasaría tarde o temprano al aceptar su invitación a subir al coche a solas con él. Estuvimos besándonos un rato en la boca. Mis piernas temblaban mezcla de miedo y excitación.



Al rato, su mano me acarició las piernas. Primero las rodillas, y luego poco a poco fue subiendo hasta que su mano se deslizó por debajo de mi falda, la cual se había subido y le mostraba prácticamente los cachetes del culo. Nunca podré olvidar la visión de su mano perdiéndose debajo de la tela de mi falda. Un desconocido me estaba metiendo mano y yo me estaba dejando. Me acordé entonces de mi marido. Miré al chaval de arriba a bajo, realmente era atractivo y me estaba haciendo soñar. Por el momento estaba disfrutando de la situación. Recuerdo que pensé por un momento “qué se joda el imbécil de mi marido” y me hacía sentir mejor. Por su parte, el muchacho estaba que no se lo creía.



Sus manos rozaron la tela de mi tanga, y quise parar el momento para tomar un trago. Tratar de asimilar lo que estaba sucediendo. Me senté sobre el borde del asiento tratando de alcanzar mi copa en el reposabrazos entre los asientos delanteros, dándole levemente la espalda al chaval. Me pareció ver que sacaba una pastilla del bolsillo del vaquero y se la tragaba. No se porqué pero no me sorprendió. Supongo que ese era el momento de cortar la situación. Apuré mi copa de trago, él se debió temer mis intenciones, y para mi sorpresa me giró para besarme de nuevo en la boca. En un principio no opuse resistencia, sería un beso más antes de dejarlo, pero algo conmocionada pude notar como la pastilla se deshacía en mi boca y no en la suya. El muy capullo había esperado a besarnos para partir la cápsula. Al jugar con nuestras lenguas el polvo de la pastilla se repartió inevitablemente entre nuestras bocas. Desde luego lo tenía bien pensado.



.-“¿Qué es?” le pregunté.



.-“Es flunitrazepam, no te preocupes, déjete llevar” dijo observando mis reacciones. No le dí mayor importancia al no notar ningún síntoma, pero transcurridos unos minutos pude comprobar como mi respiración se agitaba, y mis pechos estaban apunto de estallar bajo la blusa. Nunca los había tenido tan sensibles.



En esos momentos mis intimidades son un volván a punto de entrar en erupción. Víctor adivinando mis pensamientos comienza a acariciarme las piernas hasta el final de mis muslos. Alcanza la tela de mi tanga. Yo me dejo hacer impasible, sin mostrar la menor resistencia me voy dejando llevar. Mi vagina es una fuente de calor y de fluidos. Juega con la tela de mi tanga y no puedo evitar abrirme de piernas para facilitarle la labor. Mientras mi pelvis describe pequeños movimientos circulares y mi respiración se acelera. Siento algunas taquicardias y mi sangre comienza a hervir. Tengo unas ganas tremendas de aliviar el picor que surge de mi sexo.



Comienzo a gemir cuando noto que aparta la tela de mi tanga e introduce levemente uno de sus dedos en mi interior. Ambos sabemos que a esas alturas estoy empapada.



.-“Uuuhmm” no puedo evitar gemir mientras me observa totalmente excitada. Sabe que estoy cachonda y se recrea.



Su otra mano hace rato que se ha perdido aplastada entre el asiento del coche y mi culo. Mientras tanto no para de besarme en la boca. Juega con mis labios vaginales hasta que por fín me introduce hasta el fondo un dedo. Yo arqueo mi cuerpo para que pueda moverse mejor.



.-“Siiiiiih” susurro esta vez al notar como me penetra con el dedo. El muy cerdo se deleita con mi desesperación. Sabe que tengo urgencia por calmar mi ansiedad y las sensaciones de mi cuerpo.



Juega con su dedo en mi interior y lo saca empapado de mis jugos. Lo acerca hasta mi boca, yo lo chupo como si fuera su polla. Poco a poco me desabrocha el nudo de la camisa y se recrea en la visión de mi sujetador. Soy yo misma la que llevándome las manos a la espalda me quito el sujetador y le muestro mis pechos. Respiro hondo y mis pechos se hinchan para su deleite. Siento su deseo. Temerosamente acerca su mano y comienza a acariciármelos, luego acerca su boca y succiona uno de mis pezones, yo mientras tanto revuelvo su pelo.



.-“Fóllame” le susurro desesperada en la oreja mientras succiona uno de mis pechos. No me puedo creer lo que acabo de decir, pero siento unas ganas locas por hacerlo, necesito calmar la mezcla de calor y picor de mi vagina.



Puedo ver como se desabrocha el pantalón delante de mí, saca su polla y se la menea un par de veces frente a mi atenta mirada. Yo lo miro desencajada mientras me acaricio esperando ansiosa que me penetre. Cuando me recuesto un poco sobre el asiento acerca su polla a mi vagina. Puedo notar su polla abriendo mis labios vaginales. Yo lo rodeo con mis piernas. Me penetra de golpe y no puedo evitar chillar como una loca.



.-“Aaagghh” grito al notar como se abre camino. Eso se ha debido escuchar fuera del coche.



No me lo puedo creer ¡estoy follando con un desconocido!.



Me quita la camisa desnudando mi torso por completo, luego busca el cierre de la minifalda y me quedo tan solo en tanga dentro de aquel coche con la polla de aquel muchacho moviéndose frenéticamente dentro de mí. No para de mirarme y deleitarse con mi cuerpo, le gusta contemplar el movimiento de mis pechos mientras me folla. A mi me urge explotar en un orgasmo para calmar mi cuerpo.



Debido a la incomodidad decido ponerme a horcajadas encima, con una pierna a cada lado. Hundo su cabeza entre mis pechos, los chupa volviéndome loca y retorciéndome de gusto. Decido chuparle un dedo y lo guío hasta mi culo. Revuelvo entre mi subconsciente y me doy cuenta que desde la noche con Javier en la que me sodomizó, vengo deseando que vuelva a suceder. El joven lo capta a la primera y me introduce un dedo por el ano mientras me lo follo.

Quiero mirarlo a los ojos, quiero hacerle saber que si se porta bien tendrá su recompensa. Quiero saber si puedo confiar en él para entregarle mi culito.



Estabamos a punto de alcanzar el orgasmo cuando escucho unas voces fuera del coche. Unos niñatos miran por la ventanilla del lateral lo que ocurre dentro y escucho sus risas de imbéciles. Yo trato de cubrirme y Victor me sujeta las manos a la espalda tratando de exhibirme. Me resisto un poco, pero eso no hace más que aumentar su placer por mis movimientos algo rídiculos. Disfruta con mi pudor.



.-“No, no” susurran mis labios, pero mis gemidos dicen lo contrario y el chico continúa moviéndose. Mis pechos saltan delante de sus ojos. Los niñatos de fuera no paran de golpear el cristal y jalear a mi amante.



.-“vamos campeón” o “dale fuerte hasta partirla en dos” son algunas de las cosas que podemos escuchar hasta que alguien grita...



.-“Follatela por el culo” fue de lo más claro que pudo entenderse.



Y como si de una orden militar se tratase, mi poseedor me gira y me pone a cuatro patas mirando a la ventanilla en la que se encontraban los chiquillos. Estaba claro que mi amante disfrutaba más complaciendo a sus espectadores y admiradores que buscando su propio gozo. Con cada embestida tiene tanto ímpetu que mis tetas acaban aplastadas contra el cristal de la ventanilla. Puedo ver como uno de los jóvenes simula chupar mis pechos al otro lado del cristal. Mientras Victor me folla a lo perrito sin compasión, a mí me está costando alcanzar el orgasmo. Ya no disfruto tanto de la situación, no me gusta que me miren y sentirme observada. No me gustaba la situación. Mi amante me tiene sometida bien sujeta por las caderas, y se mueve hasta que puedo notar como se sale de mis entrañas salpicando con su esperma en mi espalda. Oigo unos bufidos detrás de mí y cuando me giro para observarlo puedo ver las últimas gotas de su semen saliendo de su pene y resbalando sobre mi espalda.



Yo lo miro totalmente cabreada, ¡será niñato!, ¡cómo había podido correrse sin esperarme!.



.-“¿Y yo que?” le preguntó atónita por su falta de sensibilidad.



.-“Puedes tocarte mientras me la chupas” y dicho esto hace señales a los chicos de fuera para que se vayan.



.-“Anda ¿por qué no me la limpias un poquito? ¡eh!, guarra” dijo mientras me cogía del pelo y tiraba de mí para que me arrodillase delante suya.



.-“Eres un capullo” le grité mientras me arrodillaba entre sus piernas para no sentir el dolor que provocaba en la raíz en mi pelo. No me quedó más remedio que chuparle la polla y limpiársela. Una vez que su miembro perdió fuerza y se cansó de tenerme sujeta por el pelo, acercándome el sujetador y la blusa me dijo:



.-“Follas de puta madre, se lo diré a mis amigos” y dicho esto se subió los pantalones y se puso la camiseta. Yo también aproveché para arreglarme un poco. Yo continuaba callada más cabreada que un mono, pero no quería darle la satisfacción de mostrarme enfadada, era lo que esperaba con sus comentarios:



.-“Desde luego hay pocas tías que me dejen metérselas por el culo, y el tuyo ha sido una gozada” dijo mientras me daba algo de tiempo a recomponerme y tratando de enfurecerme. Buscaba bronca pero yo no estaba por la labor, tan sólo quería salir de allí cuanto antes.







Salí del coche directa a lo baños, necesitaba recomponerme un poco. Ese gilipollas me había dejado completamente caliente y para colmo no había alcanzado el orgasmo que calmase el calor que brotaba de mis entrañas ni el picor de mis intimidades.



Estaba alcanzando la puerta de los baños cuando puedo escuchar una voz conocida que me grita:



.-“Sandra, Sandra, ¿estas bien?, ¿te pasa algo?” era la voz de Juan en la entrada de los aseos.



.-“Sí ¿por qué? ¿qué ocurre?” pregunté tratando de disimular. Al girarme para verlo pude advertir que Juan estaba muy borracho.



.-“Mira Sandra, no trates de disimular conmigo, acabo de ver lo que ha ocurrido dentro de ese coche” me dijo sujetándome del brazo. No me gustó su mirada al decirlo.



.-“No sé a que te refieres” dije deshaciéndome de él y tratando de entrar en el baño de chicas. Para mi sorpresa Juan entra detrás conmigo en el baño de señoras persiguiéndome. Hay un par de niñas que apuran pintarse los labios y salir del aseo al percatarse de la situación.



.-“Lo he visto todo, Sandra, incluso lo he grabado en el móvil” me dijo cogiéndome de nuevo por el brazo y tirando de mí hacía él.



.-“¡¡Tú no has visto nada me oyes!!, nunca ha pasado nada” dije mirándolo muy seria a los ojos.



.-“Sandra no es justo, llevo años deseando acostarme contigo y te follas a un desconocido. ¿Qué va a pensar tu marido, mi amigo, en que se lo cuente?” dijo sujetándome con las dos manos.



.-“Tu no vas a contar nada a nadie, te enteras” chillé tratando de zafarme de él.



.-“Bésame por favor” dijo sujetando mi barbilla mientras trataba de besarme.



.-“Juan, por favor, estas borracho, la imaginación te ha jugado una mala pasada” le dije tratando de separarme de él. Durante el forcejeo me arrastró hasta un reservado y cerrando la puerta tras nosotros me dijo:



.-“Por favor Sandra hazme feliz” dijo tratando de besarme de nuevo. Debido a su fuerza me tenía inmovilizada contra la pared. Con una de sus manos sujetaba las mías en la espalda, y mientras, con la otra comenzó a acariciarme un pecho por encima de la blusa.



.-“No, Juan, para, no así no” dije tratando de separar su cuerpo del mío. Intenté un rodillazo en sus huevos, pero lo esquivó hábilmente.



.-“Te deseo, te deseo desde la primera vez que te ví. No he dejado de pensar en ti noche tras noche en mi cama. Si incluso guardo todas las fotos que tengo tuyas en top less de cuando hemos ido todos juntos a la playa en mi mesita de noche” y mientras me confesaba su amor no dejaba de lamerme el cuello y chuparme por todo el escote.



.-“Juan no por favor, soy la mujer de tu amigo, esto no esta bien, para” dije disminuyendo mi resistencia. A decir verdad sus maniobras me estaban excitando. Todavía me encontraba bajo los efectos de la sustancia que había ingerido al besar en la boca al otro niñato, y a decir verdad estaba algo cachonda aún. No había logrado alcanzar el orgasmo que saciara mi apetito sexual.



.-“Te deseo Sandra, te deseo” decía Juan mientras me sobaba los pechos a dos manos. Yo trataba de separarlo pero lo cierto es que no empleaba todas mis fuerzas. Era más bien un gesto de absurda apariencia.



.-“Juan para, esto es una locura, te conozco desde hace mucho” dije golpeando inútilmente con mis puños en su pecho.



.-“Mírate si estas toda empapada, serás puta” dijo mientras una de sus manos hurgaba entre mis intimidades. No sé si fue notar su mano entre mis piernas o el escuchar la palabra puta de su boca, que me hizo reaccionar propinándole un bofetón que resonó en todo el baño. Juan se llevó la mano a la cara y por primera vez me asustó su mirada cargada de rabia.



.-“Esta bien, Juan por dios, que pretendes” dije tratando de poner un poco de calma. Me agarró con fuerza por los pelos y tiró de ellos hacía atrás, justo en el mismo momento en el que habría la boca para quejarme me propinó un beso en los labios apagando mi quejido. Luego me obligó a arrodillarme a sus pies.



.-“Hagamos un trato Sandra, tu me la chupas y yo no le enseño a tu marido las imágenes que un niñato me ha pasado esta tarde por el bluetooth en las que sales muy favorecida, ¿qué te parece?” dijo tirando de mi pelo hacia el suelo.

Yo quería acabar con la situación cuanto antes, sabía que no me dejaría salir de ese reservado sin desahogarse.



.-“Esta bien, me haces daño” dije tratando de indicarle que me soltase el pelo.

Será difícil de olvidar el sonido de su cremallera y la urgencia con la que se desabrochó los pantalones. El mismo sacó su polla de entre los boxers e incluso se la sacudió un par de veces sobre mi cara. Nunca olvidaré el olor de su sexo.



No tuve más remedio que contemplar su miembro que lucía orgulloso ante mí. He de decir que me pareció algo mayor que la de mi marido, aunque menor que la de Javier. No me lo podía creer. Estaba a punto de hacerle una mamada al mejor amigo de mi esposo. Y aunque la situación se podría decir que era de todo menos erótica, he de reconocer que venía cargada de un morbo tremendo.



.-“Vamos Sandra, chúpamela” dijo ansioso porque empezase.



Quise mirarlo a los ojos cuando acerqué su polla a mi boca. Nada más cogerla con la mano pude notar como esta palpitaba y se endurecía. Se notaba que estaba impaciente. Para empezar le dí varios besos pequeños en la puntita mientras lo miraba a los ojos.



.-“¿Estas disfrutando?, ¿te gusta eh cabrón?” le dije mientras dí el primer lametazo a lo largo de todo su miembro.



.-“Vamos métetela entera” dijo apoyando sus manos en mi cabeza.



Cuando por fín me la introduje en la boca hizo fuerza desde la parte posterior de mi cabeza impidiendo que pudiera separarme. A poco me ahogo, no pude más que toser cuando pude separarme de él.



.-“Dime, ¿Se la chupas así a tu marido?, ¿seguro que la de él te cabe entera en esa boquita de zorra que tienes?” dijo tratando de acariciarme un pecho desde su posición.



.-“No” le dije “a mi marido no se la chupo”. Sabía que era lo que quería oír. Le mentí pese a que en alguna ocasión si practicaba sexo oral con mi marido. Me esmeré en hacerle una buena mamada y que se corriese cuanto antes.



.-“Joder Sandra, pues la chupas muy bien. No sabe el capullo de tu marido lo que se pierde” pronunció mientras me desabrochaba el nudo entre los pechos de la camisa observando mi sujetador. Yo adivinando sus intenciones y tratando de acelerar el proceso llevé mis manos a la espalda desabrochándome yo misma el sujetador mientras se la chupaba, mostrándole mis pechos para su satisfacción.



.-“¿Te gustan?” le pregunté.



.-“Son preciosos” dijo acariciándome uno con sus manos.



.-“¿Te los habías imaginado así?” le pregunté mientras aceraba mi torso a sus muslos para que pudiera sentir el contacto de mis pechos con sus piernas.



.-“Nunca pensé que fueras tan puta” dijo apunto de correrse.



.-“Ni tú tan cabrón. Vamos campeón, correte sobre los pechos de la mujer de tu amigo” dije mientras rozaba la punta de su polla con uno de mis pezones. El caso es que una vez superado el pudor yo comenzaba a estar cachonda. En un gesto reflejo me llevé una de mis manos para acariciarme mientras lo masturbaba.



.-“¿Pero que haces? Esto no debería gustarte” dijo separándome de él. A poco me caigo sobre el asqueroso suelo de ese baño. Yo me incorporé mirándolo atónita a los ojos.



.-“¿Qué?, ¿qué es lo que quieres?” pregunté sin entender muy bien lo que acababa de escuchar. “¿Qué es eso de que no debería gustarme?” le pregunté de nuevo sin salir de mi asombro.



Juan sin decir nada me dio la vuelta contra la pared y sujetándome con fuerza con un brazo contra la pared, levantó mi falda y tiró de la comisura lateral de mi tanga con la otra mano disponible, rasgando la tela y rompiéndolo.



.-“¡¿Qué, qué haces?!” exclamé atónita por su reacción.



.-“Llevo esperando años” dijo refrotando su polla entre mis piernas.



.-“Estas loco, no, no por favor. Déjame que te la chupe y acabamos con esto” dije tratando de salir de allí. El me retenía con todas sus fuerzas contra la pared. Yo me revolvía como podía.



Recuerdó como me tapó la boca con una mano mientras con la otra guiaba su polla a la entrada de mi vagina dispuesto a penetrarme.



.-“No, nooh, noooOOOHH” grité cuando logró penetrarme.



.-“Que buena que estás, voy a follarte como la puta que eres” me susurró en la espalda mientras comenzaba a moverse.



.-“No sabes cuanto tiempo he esperado esto” me decía en la nuca mientras me mordía en el hombro, o me lamía el cuello. Yo me llevé las manos a la cara y comencé a llorar. Aquello era un total abuso por parte del mejor amigo de mi esposo y todo por un estúpido desliz.

Menos mal que duró poco mi sufrimiento. Tardó poco en correrse, supongo que debido a la excitación. No recuerdo el preciso momento en el que me dejó allí abandonada como a un perro, en aquel reservado. Ni un lo siento, ni ninguna palabra que recordar, simplemente se subió la cremallera del pantalón y salió del reservado. Fui recuperando poco a poco la cordura y traté de recomponerme antes de salir. No encontré mis bragas por ninguna parte y el sujetador yacía en el suelo junto algún que otro meado. Me dio asco el olor, el sitio, e incluso a mi misma. Decidí no ponérmelo. Quería salir de allí cuanto antes, localizar a Javier y regresar al hotel. Allí decidiría si denunciar lo ocurrido o no. Me arreglé la ropa, me peiné, y me maquillé en el espejo volviendo a estar decente para salir de allí.



Traté de localizar a Javier para contarle lo ocurrido. A esas alturas de la noche ya habían entregado los premios, lo ví a lo lejos luciendo el trofeo sobre el capó de su coche. Para mi sorpresa estaba hablando con Juan, por un momento tuve la impresión de que tramaban algo. En cambio Javier, nada más verme abandonó el grupito en el que estaban entre otros, Juan y Mónica, y vino hacia mi.



.-“Caray Sandra, creí que era conmigo con quien querías montártelo esta noche” dijo nada más estar cerca de mí.



.-“¡¡¡Queeeeé!!!” dije totalmente asombrada por lo que acababa de escuchar.



.-“Si, Juan nos ha mostrado a todos unas fotos en las que estabas dentro del coche con el tipo que te presentó Mónica, menuda sorpresa para todos” dijo totalmente ajeno a la verdad.



.-“Tenemos que hablar” dije. Mi cara debió parecerle tan seria que se asustó.



.-“¿Qué ocurre?, Sandra” preguntó con cierto temor en su mirada.



Traté de encontrar un lugar apartado donde poder contarle lo sucedido. Le dije que el chaval me había drogado dentro de su coche, algún anormal lo había grabado, Juan se enteró de ello, dió con las imágenes y trató de aprovecharse de mí, de hecho me violó, aunque me daba vergüenza pronunciar la palabra.

La cara de Juan era un poema a medida que le narraba lo acontecido.



.-“Será cabrón” se le escapó mientras me escuchaba. Una vez terminé de desahogarme me preguntó:



.-“¿Piensas denunciarlo?”. Me miró fijamente a los ojos.



.-“Quiero ir al hotel a darme una ducha, ya lo pensaré” dije abrazándome a él.



.-“Eso no sirve, tienes que decidir ahora” me dijo.



.-“¿Por qué?” pregunté dubitativa.



Entonces Javier comenzó a decirme que debía decidir en ese mismo momento si denunciarlo o no. Si me duchaba y me cambiaba de ropa perdería toda credibilidad ante la policía. Credibilidad que de por sí sería difícil de demostrar mi verdad.



.-“¡Cómo que mi verdad!, ¡¡¡La VERDAD!!!” exclamé al escucharlo.



Javier trató de explicarme que seguramente un médico forense me examinaría mi cuerpo en busca de muestras de droga y restos corporales de mis amantes.



.-“¿Tendrás algún desgarro vaginal?, o al menos alguna prueba corporal que demuestre tu teoría de que no gozaste, ¿no?” preguntó mirándome a los ojos.



Yo negué con la cabeza. Aún podía notar mis fluidos resbalar por la pierna, lo cierto es que la droga hizo que me mojase, estaba totalmente empapada, y lo que menos me apetecía en esos momentos era que ningún medico hurgase por mis intimidades.



Continuó diciéndome que tendría que explicar que hacía en una concentración que si no era ilegal, no estaba al menos autorizada. Vestida como estaba sería difícil hacer creer que no provoqué los acontecimientos, a parte de que seguramente tendría que demostrar que no había cobrado por los servicios. Las fotos que él había visto en el móvil de Juan podían parecer cualquier cosa.



.-“Piensa que la policía ve cientos de casos en los que hay prostitutas que se acuestan con sus chulos sólo por la droga” dijo sopesando todas las opciones.



.-“Pero que estas diciendo” le interrumpí en alguna ocasión.



.-“Lo que oyes” y continuó explicándome.



Mis argumentos eran poco creíbles, drogada por vía oral en contra de mi voluntad por un chico con el que había intentado ligar, y luego por un conocido en los aseos. Poco creíble vestida como estaba. Además contrastaba con la versión que Juan se había apresurado a difundir en la que según él, yo me le había insinuado en los baños. No olvides que Juan es abogado, tendrá sus influencias, por otra parte tu marido lo sabrá irremediablemente, y seguramente toda tu familia, y amistades conjuntas entre tu esposo y Juan. Poco a poco fue sugiriéndome la idea de que tratase de olvidar lo sucedido. Al final concluyó:



.-“Si estas segura adelante, tienes todo mi apoyo, yo te creo, pero pienso que por difícil que te parezca ahora mismo lo mejor será que trates de olvidarlo” dijo tratando de disuadirme para que no me metiese en más problemas.



Yo me quedé un rato pensativa, no sabía que hacer. Las palabras de Javier habían caído como un jarro de agua fría. Seguramente tenía razón, mi denuncia sería difícil de que prosperase.



.-“Una última pregunta... ¿qué sustancia tomaste?” me preguntó interrumpiendo mis pensamientos.



.-“En la caja ponía algo así como Rohypnol, ¿qué es?”.



.-“Es un psicotrópico, entre los efectos provoca amnesia anterógrada” dijo sonándome a chino todo cuanto decía. Javier miró el reloj.



.-“¿Es malo?” pregunté.



.-“No tiene porqué, mañana no recordarás nada, ¿hace cuanto que lo tomaste?” insistió en preguntarme mientras volvía a mirar su reloj.



.-“Hará un par de horas” respondí. Javier se quedó pensativo, lo que él sabía y yo no, era que la mezcla con el alcohol de esa sustancia borra los recuerdos recientes. Volvió a mirar su reloj.



.-“ Tengo una idea. Debo pasar por la disco que patrocina el evento a liquidar algunos asuntos. Nos tomamos una copa, tratas de olvidarlo. Al menos recuérdalo como un mal polvete. Créeme, te puedo asegurar que me he acostado con mujeres que prefiero olvidar a la mañana siguiente. Sobretodo al verlas sin maquillar y a plena luz del día. Se supera ya verás” dijo tratando de quitar hierro al asunto una vez comprobaba la expresión de mi rostro.



.-“Supongo que tienes razón” dije tratando de animarme a mi misma y pensando que lograría superar y olvidar aquella noche.



.-“¿No puedes llevarme antes al hotel y luego acudes a la disco?” le pregunté impaciente por llegar al hotel.



.-“Mira, el gerente de la disco patrocina parte del evento, tengo temas que cerrar con él de esta noche y nos vamos. Agradecería me acompañases y mientras hablo de negocios con el gerente disfrutas y te tomas algo o bailas un rato. Vamos, ¿qué te parece?. No quiero que esto se acabe así” me dijo.



La verdad es que tampoco me gustaba terminar la noche con el mal sabor de boca. En parte yo también era culpable de lo que había pasado, les había dado demasiadas esperanzas. Acepté acompañarlo.



Nada más entrar a la disco me dí cuenta que todo el mundo conocía a Javier, desde el segurata de la puerta, un armario ropero con pintas del este, que lo saludó por su nombre y me llamó la atención su comentario.



.-“Caray Javier, menudo pibón te has echado este año” le dijo nada más verlo.



Nos dirigimos a la barra del bar. La camarera le dio dos besos, pidió un par de consumiciones que no pagó. Estuvieron hablando un rato sin que pudiera escucharlos debido al volumen de la música. Javier apuró su copa deprisa y luego pude escuchar por su grito cómo le preguntó a una de las camareras:



.-“¿Está Marcos en su despacho?” preguntó algo nervioso. La camarera le respondió:



.-“Seguro que está esperándote” le respondió con una sonrisa de oreja a oreja.



.-“Espérame aquí” fue lo último que me dijo antes de que desapareciera.



Transcurrió mucho rato y Javier seguía sin aparecer. Yo había terminado mi gin tonic y la camarera con la que se había saludado Javier me puso otra copa sin pedírselo. Este hecho me llamó la atención, pues era como si supiera que Javier tardaría en acudir a buscarme.



Como había perdido la cuenta de cuantas copas llevaba encima y me encontraba algo más que mareada, no quise darle mayor importancia.



Me fijé en algunas de las gogos que bailaban sobre los pedestales. Cubrían sus intimidades en la parte inferior por diminutos tangas, mientras que sus pechos parecían cubiertos por alguna tela, sin embargo si te fijabas detenidamente se podía apreciar que eran dibujos sobre su piel. Esto es, bailaban prácticamente desnudas. Me pregunté si Javier se habría acostado con alguna de ellas. Eran todas muy hermosas. Debido a la ingesta de alcohol en mi cuerpo, comencé a fantasear que era yo la que bailaba sobre uno de los pedestales con varios tipos debajo a los que se les caía la baba por mí.



Estaba apurando la copa absorta en mis fantasías, cuando un guardia de seguridad vino hasta mí y me dijo:



.-“Acompáñame, el jefe la está esperando” yo le seguí completamente convencida que me llevaría hasta dónde estaba Javier.



El segurata me abrió una puerta por la que abandonábamos la discoteca, recorrimos unos cuantos pasillos muy largos y en penumbra. Comencé a preocuparme. Abría y cerraba un montón de puertas. Bajamos un par de plantas y de nuevo algún que otro pasillo. Había puertas a ambos lados. Habíamos dado tantas vueltas que no sabia ya dónde estaba la salida. Hasta que al fin mi guía abrió una puerta y me invitó a pasar. Deduje que era el despacho del tal Marcos.



Se trataba de una estancia rectangular. En el lado izquierdo de la sala había unos sillones de piel rodeando una pequeña mesita, dónde se encontraba sentado un hombre de unos cincuenta años con el pelo canoso apurando una copa de cognac. No me fijé mucho en él. Justo enfrente de la puerta, en la parte derecha de la habitación estaba el escritorio. Era de madera noble, parecía muy caro. Tras el escritorio una estantería con cientos de películas de vídeo, un armario que apenas disimulaba que escondía una caja fuerte y un espejo grande de arriba abajo. Tuve la impresión que tras el espejo también se ocultaba algo, seguramente habría alguien observando. Detrás de la mesa había otro hombre también entorno a los cincuenta años completamente calvo, que se levantó cortésmente de su sillón de director nada más entré en la sala. Tendiendo la mano me dijo:



.-“Hola, soy Marcos, por favor siéntese” me dijo en un tono muy amable. El de seguridad cerró la puerta tras de sí y permaneció también en la habitación con su espalda pegada a la puerta.

Yo me senté en una silla frente al escritorio con las rodillas juntas, la espalda recta y agarrando mi bolso con las dos manos en mi regazo. De alguna forma me sentía incómoda así vestida en aquella silla, con aquellos dos tipos desconocidos observándome.



.-“¿Dónde está Javier?” pregunté, pues me llamó la atención que no estuviera presente.



.-“Precisamente de él quería hablar con usted” me dijo. Yo no sabía muy bien de que iba todo ese rollo pero comenzó a darme muy mala espina.



.-“¿Y de que quiere hablar?” le pregunté tratando de disimular mi nerviosismo.



.-“Si no lo he entendido mal, ¿tú debes de ser Sandra, la novia de Javier?” me preguntó.



.-“Oh no, no, debe ser un malentendido, si que me llamo Sandra, pero no soy su novia” le respondí. El tal Marcos se quedó perplejo por mi respuesta. Reaccionó cambiando de tema.



.-“Oh, pero que mal educado soy, permítame presentarle a mi amigo, lo llamamos Charlie y es comisario de policía, supongo que no tendrá inconveniente en prestarle su bolso ¿verdad?” argumentó Marcos.



El tipo que estaba sentado se levantó del sillón de mala gana y cogiendo mi bolso rebuscó en él encima del escritorio hasta encontrar mi cartera. Sacó la foto de mi marido que siempre llevo encima y la tiró sobre la mesa, cogió mi carnet de identidad y abandonó la sala.



.-“¿Qué es lo que ocurre?” pregunté al tal Marcos comprobando que el de seguridad permanecía detrás de mí en la puerta. Un sexto sentido me decía que aquello se complicaría.



.-“No sé si sabe que su amigo Javier nos debe un montón de dinero” me dijo mirándome a los ojos.



.-“No tenía ni idea, pero no me sorprende” le respondí.



.-“El caso es que él nos había dicho que usted podría pagárnoslo” continúo mirándome fijamente a la cara.



.-“¿Cómo?” respondí yo.



.-“Debe tener algo que me interesa” pronunció Marcos sin ser nada conciso de que podía tratarse. En ese mismo momento el hombre que abandonó la sala y que al parecer era comisario de algún distrito de la ciudad, volvió a entrar en el cuarto.



.-“Ahí tienes” dijo arrojando un dossier sobre el escritorio de la mesa. El tal Marcos lo abrió y comenzó a ojearlo.



.-“Según esto, se llama usted Sandra, tiene 31 años, casada, con estudios universitarios, un máster, un buen trabajo y a pesar de ello, por lo que puedo comprobar algunos meses tiene usted un descubierto en su cuenta corriente. Dígame Sandra ¿cómo piensa pagarme el dinero que nos debe Javier?” concluyó su exposición. Yo no supe que decir. No lograba entender como había sacado toda esa información. No encajaba que tenía que ver todo eso conmigo.



.-“¿Es este su marido?” me preguntó mostrándome la foto que llevaba en el monedero. Yo asentí con la cabeza. Estaba muerta de miedo.



.-“Por favor, déjeme marchar, quiero irme de aquí” traté de que me dejara salir de allí.



.-“Tranquila preciosa, antes tenemos que aclarar algún asunto, ¿quieres tomar una copa?” y antes de que pudiera decir nada, el tipo le ordenó al segurata “avisa a una de las chicas y que traigan otra ronda, la señorita tomará lo mismo que en la barra y nosotros lo de siempre” el de seguridad abandonó por un momento la estancia.



.-“Permítame que le pregunte...” me dijo el tal Marcos tratando de retomar la conversación, y que siempre se dirigía a mí muy educadamente, ante mi silencio continúo diciendo...



.-“No logro entender ¿que hace una mujer atractiva, decente, casada, con un tipo como Javier, en una ciudad que no es la suya, vestida como una putilla y a estas horas de la noche” Lo de putilla resonó en mi mente, realmente dicho de esa manera me pareció difícil de explicar.



Estaba apunto de comenzar mis explicaciones cuando tras llamar a la puerta entró en el despacho una de las camareras de la discoteca con una bandeja en la mano repartiendo nuestras copas.



Sirvió primero a Marcos, dejando su copa cuidadosamente sobre un posa vasos encima del escritorio. Luego se dirigió hacia el otro tipo que volvía a estar sentado en los sillones. Me llamó la atención que cuando la chica se reclinó para servirle la copa sobre la mesita baja de entre los sillones, el supuesto comisario mostraba un billete en su mano, el cual introdujo por debajo de la falda de la chica mientras le acariciaba las piernas y terminó por escondérselo seguramente entre sus braguitas. La chica se dejó hacer resignada y abandonó la sala. Ambos tipos sabían que me había fijado sorprendida en las caricias del comisario a la joven.



.-“Siento que nos hayan interrumpido, pero estaba a punto de darnos una explicación” dijo Marcos dirigiéndose a mí. Quise dar un trago antes. Me fijé en el gin tonic. Tenía un color rosáceo poco habitual tratándose de un gin tonic. Sospeché que podía contener algún narcótico. Ya tenía la copa en la mano, y ambos me observaban detenidamente, quise simular de que no me había dado cuenta del extraño color del gin tonic y confiada en mí decidí darle un trago. Tenía un enrarecido sabor amargo.



.-“Ya les he dicho que me llamo Sandra. Javier es el mecánico de Juan, un amigo de mi esposo, hemos venido a una concentración de tunning, mi esposo no pudo venir por encontrarse indispuesto a última hora, Javier me convenció para tomar unas copas y por eso estoy aquí” les expliqué como pude lo sucedido.



.-“El caso es que Javier nos había contado otra historia muy distinta” dijo cuestionando mis palabras.



.-“Es la verdad, se lo juro” dije tratando de que me creyeran.



.-“Mira,...” dijo haciendo señas al comisario para que se levantase y se acercase hasta mí, “Javier nos había convencido de que eras su novia y llevabas algo que puede compensar lo que nos debe. Resulta que me es difícil de creer la historia que me cuentas, vestida como una putilla barata. Ninguna esposa decente saldría vestida así a la calle con el consentimiento de su esposo. Yo lo que creo, es que me estas mintiendo, que realmente estas teniendo una aventura con Javier y tratas de engañarme tratando de no entregarme lo que me corresponde” ahora el tipo que antes estaba cómodamente sentado en el sillón lo tenía a mi espalda, pude notar sus manos en mis hombros. Marcos le hizo una señal con la vista. Aquel hombre me levantó agarrándome por debajo de los brazos y me hizo poner en pie frente al escritorio, me obligó a apoyar las manos sobre la mesa y recostarme ligeramente separando mis piernas con sus pies.



.-“¿No llevarás nada escondido?” preguntó Marcos al tiempo que el otro hombre comenzaba a registrarme.



Comenzó revolviendo mi pelo con sus manos, luego fue bajando palpándome detrás de las orejas, por todo mi rostro, hasta introducir un par de sus dedos en mi boca. A poco vomito al notar sus dedos en mi campanilla. Luego fue bajando por mis hombros, hasta alcanzar mis pechos. Estaba claro que disfrutó magreándome los pechos cuanto quiso. Mi cara de repulsa debió agradar al tal Marcos que no me quitaba ojo de encima. Me tocó los pechos cuanto quiso hasta que desató el nudo de mi blusa entre mis pechos y estos quedaron desnudos a la vista del tal Marcos para su sorpresa y deleite al comprobar que no llevaba sujetador. Pude notar las ásperas manos del inspector sobre la delicada piel de mis pechos. En la posición en la que estaba Marcos tenía una visión espectacular de mis tetas, y se veía que estaba disfrutando con el registro. Yo estaba asustada, no reaccionaba, seguramente en la copa debían haber disuelto algún sedante que inhibía de alguna forma mi voluntad.



El supuesto policía continúo registrándome palpando todo mi vientre hasta que sus manos se deslizaron a ambos lados de mi cadera, primero hacia abajo por encima de la tela de falda, luego subiendo sus manos por debajo de la falda, deleitándose de acariciar mis muslos, similar a como había hecho antes con la camarera, hasta que dijo sorprendido en voz alta:



.-“Jooooder, si esta guarra tampoco lleva bragas” dijo retirándose asombrado por su descubrimiento. Marcos también se quedó estupefacto, el tipo levantó mi falda para que el supuesto jefe pudiera comprobarlo. Marcos debió apreciar mi coñito rasurado.



.-“Continúa” le ordenó Marcos sin inmutarse mucho. Como yo me había incorporado el tipo volvió a obligarme a recostarme sobre el escritorio. Marcos me sujetó esta vez por las muñecas mientras el tipo de mi espalda se dedicaba a acariciarme el culito. Al principio se conformaba con acariciar mi piel blanquita, pero luego sus dedos comenzaron a jugar con mis labios vaginales. Sabía lo que estaba a punto de suceder, yo estaba tensa, nerviosa y no sabía cómo salir de aquella situación.

No tardó mucho en introducirme un dedo por mi vagina, yo estaba seca y tensa por lo que me dolió. La cara que debí poner volvió a excitar al tal Marcos el cual no dejaba de mirarme a la cara.



.-“No” grité yo cuando noté su dedo en mi interior. Pero aún con todo era incapaz de resistirme. Cuando su amigó se cansó de explorar mi interior dijo.



.-“No lleva nada, ni una bolsa” dijo mirando a su jefe. Supuse que estaban hablando de drogas. Recordé como Javier le había dado alguna que otra bolsa a Mónica, seguramente me confundirían con ella. Desde luego era eso lo que buscaban.



.-“Por favor, suéltenme, yo no tengo nada que ver con esto, me confunden, se lo prometo” dije muerta de vergüenza, tratando de recomponer mi ropa, sobretodo mi blusa.



.-“Tranquila preciosa, no te preocupes. Entenderás que sigue llamándome la atención verte vestida de puta, sin bragas ni sujetador, con el conejio afeitado y tratando de creerme que eres una fiel esposa sin ninguna gana de que le peguen un buen polvo ¿ya me explicarás?” dijo sin acabar de entenderlo.



.-“Es la verdad se lo juro” dije aún de píe enfrente de la mesa.



.-“No me lo creo” dijo Marcos. Yo traté de convencerlo.



.-“¿Cuánto dinero debe Javier?, pediré un préstamo, convenceré a mi marido para vender algo, haré lo que sea, pero por favor dejen que me marche” les suplicaba.



.-“Mira muñeca, Javier nos debe cerca de treinta mil euros ¿en verdad puedes pagarlo?” dijo Marcos muy serio.



.-“Haré lo que sea” dije sin saber lo que estaba diciendo.



.-“Pero si te cuesta llegar a fin de mes, ¿qué clase de banco iba a darte un crédito?”. Preguntó de nuevo Marcos. Esta vez me quedé en silencio, no sabía que decir. Marcos prosiguió:



.-“Esta bien, un poco de calma, a todos nos vendrá bien. Tomemos una copa tranquilamente y me lo explicas todo con más detenimiento” dijo Marcos recogiendo su copa y la mía e invitándome a sentar en los sillones junto a su amigo.



El sillón era de piel y pude notar el contacto del cuero directamente sobre mis nalgas. El sofá era algo bajo por lo que mi falda se subía irremediablemente enseñando generosamente mis piernas. Por supuesto se las ingeniaron para que me sentase en medio de los dos hombres.



.-“Vamos, por que no nos cuentas tu versión desde el principio con algo más de calma” dijo Marcos escuchándome con atención.



Yo relataba de nuevo mi historia, esta vez con un poco más de calma. Entre pausa y pausa me animaban a apurar mi copa. Ambos no dejaban de observarme las piernas y el escote. Estaba sentada con las piernas cruzadas. Cuando terminé de contar mi versión de lo acontecido fue el policía quien comenzó a realizarme algunas preguntas.



.-“¿En serio fue idea de tu esposo vestirte de esta manera?” me preguntó mientras apoyaba una de sus manos en mis rodillas. Yo asentí con la cabeza y mi vista clavada en su mano. Su arrugada y peluda mano contrastaban en mi pierna suave y blanquecina.



.-“¿Lo de las coletas también es idea de tu novio?” me preguntó Marcos mientras me cogía las puntas del pelo y comenzaba a olerlas.



.-“Si” dije esta vez sintiéndome acosada en medio de aquellos dos individuos.



.-“¿La falda te la compró tu marido?” volvió a preguntar el policía comprobando la calidad de la tela, por lo que su mano se deslizaba ya a medio muslo. Volvía a asentir con la cabeza.



.-“¿La blusa también la eligió tu esposo?” dijo Marcos deshaciendo el nudo en medio de mis pechos. El roce de sus manos por mis tetas fue inevitable. Mi respiración comenzó a agitarse debido al nerviosismo.



.-“¿Por qué no me dejas verte de nuevo ese coñito tan rico que tienes?” dijo el policía acariciando mi pierna tratando de alcanzar con su mano mis intimidades. Yo descrucé las piernas juntándolas desde las rodillas con todas mis fuerzas y tratando de impedir sus maniobras.



.-“¿Desde cuando lo llevas afeitadito?” me preguntó acto seguido Marcos que ayudó a su amigo a separar mis piernas acariciándome cada uno la pierna más cercana a su posición. Fue el tal Charlie el primero en deslizar su mano por debajo de mi falda y rozar mis intimidades en la parte alta y mas blandita de mis muslos, mientras Marcos se conformaba con continuar acariciándome la pierna.



.-“No, por favor” dije yo llena de pánico al notar su mano tan cerca de mis intimidades.



.-“¿También es idea de tu marido rasurarte el conejito?” me preguntó Charlie. Yo armada de valor me atrevía a responderle.



.-“No, fue idea mía” dije tratando de no aparentar estar nerviosa, aunque por dentro estaba hecha un manojo de nervios.



.-“Estabas deseando que esta noche te follaran como a una perra al llegar al hotel?”, me preguntó Marcos que ahora estaba entretenido en sobarme los pechos. Sus palabras fueron un poco más soeces, para nada me gustaba imaginar lo que podía suceder de no poner remedio, trataba de buscar una salida a esa situación y sin embargo continuaba sin ofrecer resistencia, dejándome hacer. ¿Qué otra cosa podía hacer sino?.



.-“No” volví a pronunciar cuando mis pechos quedaron expuestos a sus miradas. Pude notar como Marcos hacía a un lado mi pelo y comenzaba a darme tímidos besitos en mi nuca, mientras Charlie estaba más interesado en acariciarme las piernas y mis intimidades. Al principio recorría de arriba a bajo con sus dedos por el exterior de mis labios vaginales. Poco a poco sus caricias fueron progresando.



Un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba abajo cuando prácticamente pude sentir a la vez los besos en mi nuca y las caricias a cuatro manos por todo mi cuerpo.



.-“¿Te gusta chupársela a tu marido?” me preguntó Marcos al tiempo que besándome por mi cuello y mi hombro, introducía un dedo en mi boca como si de un miembro se tratase.



.-“No” pronuncié cerrando los ojos como queriendo escapar de aquella situación.



.-“¿La has probado por el culo, te la mete por detrás?” quiso saber elpolicía mientras me manoseaba con la clara intención de introducirme algún dedo en mi interior. Yo trataba de impedirlo sujetándolo por su muñeca, pero su fuerza era mayor que la mía y apenas impedía sus maniobras.



.-“No, nunca” dije temerosa de que se les ocurriese hacerme algo por el estilo. Fue entonces cuando reaccioné y me incorporé del sillón en un salto tratando de salir por la puerta, pero el gorila que aún estaba presente de espaldas a la puerto me lo impidió.



Marcos hizo gestos para que de nuevo me sentara en el sillón



.-“¿Dónde crees que vas?. Mira tan sólo queremos divertirnos un rato, tranquila no te pasará nada malo. Para que estés más tranquila recuerda que Charlie es policía, no podemos hacer nada que sea ilegal ¿verdad?” dijo mirándome a los ojos mientras yo me calmaba.



.-“¿Qué puedo hacer para que me dejeís ir?” pregunté temerosa de la respuesta que podía encontrarme mientras los miraba de pie medio desnuda.



.-“Entenderás que es muy difícil para nosotros por como vas vestida creer que eres una fiel esposa y no una puta que busca clientes en mi local. De ser así mi amigo tendría que detenerte y mi local estaría en un compromiso” dijo con cierta ironía en sus argumentos.



.-“Se lo prometo, no me dedico a eso, ni tan siquiera trapicheo con drogas, se lo prometo me confunden con otra” dije una vez más.



.-“Es una pena” dijo Marcos.



.-“Por...,porqué” pregunté yo.



.-“Si fueses quien no dices ser, cogería el billete que dejo encima de la mesa y sabría lo que tendría que hacer. También sabría que eso nos comprometería a todos los presentes y el pacto que eso representa”, dijo depositando un billete de quinientos euros encima de la mesita mientras continuó diciendo “de lo contrario...”.



.-“¿De lo contrario?” pregunté yo.



.-“De lo contrario ya te lo he dicho antes, me temo que mi amigo tendrá que detenerte, acusándote de prostitución, ¿qué ironía no crees?”. Pronunció dando palmadas sobre el sillón para que me sentara en medio de los dos hombres. Yo estaba hecha un manojo de nervios. Marcos adivinando mis dudas sacó otro billete de quinientos euros encima de la mesita y dijo...



.-“Yo que tú aceptaría esos billetes, te vendrán bien mil euros a final de mes” dijo esperando mi reacción.



.-“Y que se supone que tengo que hacer” dije mirando los billetes y sentándome en medio de los dos hombre.



.-“Tu tranquila” dijo Marcos acariciando mi pierna una vez sentada “eres una mujer, con eso es suficiente. Además eres hermosa, terminaremos antes”. Su mano se deslizaba ahora hasta el final de mis piernas.



Ahora era el tal Charlie quien comenzó a darme besitos por el cuello acariciando mis pechos. Yo cerré los ojos rezando para que todo eso pasase cuanto antes.



Ambos tipos me magrearon a su gusto cuanto quisieron. Me sobaron los pechos y las piernas hasta hartarse. Marcos me obligó a besarlo en la boca, y justo en ese mismo momento Charlie me quitó la blusa mientras le daba la espalda. Luego mientras permanecía besándome en la boca con Marcos, escuché el sonido de una cremallera. Charlie, el policía, cogió una de mis manos y la guió hasta su polla. Yo seguía todavía de espaldas al tal Charlie besándome con Marcos que no paraba de sobarme los pechos. Recuerdo que comencé a hacerle una paja al supuesto comisario, pensé que si me esmeraba todo aquello terminaría pronto.



Marcos dejó de besarme para desabrocharse también los pantalones. Yo permanecía sentada en medio de los dos hombres. Me percaté de que el gorila permanecía con la espalda pegada a la puerta observando la escena totalmente impasible. Me hicieron rodear sus penes con mis manos para que los pajease a la vez. No quería ni mirar sus miembros de la vergüenza. Alguien quitó el broche de mi falda y bajó la cremallera mientras mis manos subían y bajaban algo descoordinadas. Me dejaron totalmente desnuda en medio de ambos y ante la atenta mirada del segurata.



.-“Esta es mía” dijo Marcos. Y el tal Charlie asintió con la cabeza. Yo no entendía a que se referían. Pero supe de que iba el tema cuando Marcos me obligó a agachar la cabeza hacia la entrepierna del comisario. Estaba claro que debía hacerle una mamada a Charlie. Si eso era lo que querían mejor hacerlo bien y acabar cuanto antes. Así que me dejé caer del sillón y me arrodillé enfrente del policía.



Estaba dispuesta a hacerle la mejor mamada de mi vida, así que comencé por refrotarle mis tetas por sus piernas antes de recorrer con mi lengua toda la longitud de su miembro. No dejé de mirarlo a los ojos.



.-“Joder Marcos, esta puta la chupa realmente bien” dijo Charlie al notar mi boca rodeando su glande. Luego me agarró del pelo impidiéndome ver lo que sucedía en el resto de la habitación. Pude notar las manos de Marcos a mi espalda agarrándome para que incorporase mi culito y lo levantase ofreciéndoselo.



Charlie me sujetaba impidiendo cualquier posibilidad de separarme de su miembro. Mientras, pude notar como Marcos hundía su cara entre mis cachetes del culo, y recorría con su lengua toda la raja de mi culo deleitándose en mi agujero negro. No pude evitar gritar en un chillido que se ahogó sobre el miembro de Charlie. Traté de incorporarme pero ambos hombres me tenían sujeta impidiéndolo.



Era la primera vez en mi vida que me daban un beso negro. Mis ojos se abrían como platos cada vez que la lengua de Marcos exploraba mi ano. Cuando cesaron sus caricias con su lengua pude escuchar que escupía justo sobre el agujerito de mi ano, y acto seguido noté como trataba de abrirse paso con su polla en mi culo. ¡¡Dios estaba a punto de ser ensartada por dos pollas cual pollo a´last!!.



.-“nnnNNNhh” traté de gritar que no, que por ahí no. Pero mi boca estaba llena de polla y me impedía articular cualquier palabra.

Marcos me la metió de un solo golpe. Me hizo daño, aunque a esas alturas lo único que deseaba es que acabase cuanto antes. Me cogió de la cintura y comenzó a moverse a un ritmo frenético.



Noté como Charlie se vino en boca, no tuve más remedio que tragar cuanto eyaculó. Me sujetaba por el pelo impidiendo cualquier movimiento. Incluso después de haber terminado me obligó a continuar chupándosela. Marcos no tardó mucho más en correrse, se salió de mi culo para salpicarme por toda la espalda. Inclusó se la meneó un par de veces exprimiéndose el miembro entre los cachetes de mi culo.



Ambos me soltaron tirando varios cleanex a mi alrededor, mientras contemplaban mi cuerpo usado y vejado recogiendo los pañuelos del suelo y limpiándome como podía.



.-“Asegurate de que esta puta sale de aquí limpia” dijo Marcos al segurata antes de abandonar la sala.







Todo lo que recuerdo de esa noche es que al día siguiente desperté desnuda sobre las sábanas de la cama del hotel. Unos nudillos me despertaron al golpear la puerta. Me cubrí con las sábanas y abrí la puerta. Era Javier, que con una bandeja llena de repostería, tostadas, zumo y fruta, me sorprendía al despertar.



.-“Como esta la tía con más marcha de toda la fiesta” dijo Javier con toda la alegría del mundo.



.-“¿Qué, qué dices?” dije invitándolo a pasar.



.-“Joder, tía menuda juerga anoche ¿no lo recuerdas?” me preguntó como si hubiésemos vivido dos noches distintas. Lo cierto es que traté de hacer memoria. Lo último que recordaba era besándome con Victor en su coche. A partir de ahí no recordaba nada.



.-“¿Qué pasó?” pregunté mientras Javier depositaba la bandeja sobre la mesa camilla del cuarto, dispuesto a que desayunásemos juntos.



En ese momento se coló Juan en la habitación, la puerta había quedado entreabierta y fue él quien la cerró a su espalda.



.-“¡¡¡Pero que pasa....!!!!, dónde esta la reina de la fiesta” entró diciendo Juan con tono muy contento.



Yo estaba que no entendía a que venía tanta alegría por parte de ambos. Mis escasos recuerdos de la noche distaban de haber pasado una noche de juerga, más bien todo lo contrario.



.-“No sé de que me habláis chicos, no recuerdo nada de anoche” dije mientras me retiraba al baño dispuesta a ponerme algo con lo que desayunar.



.-“No me extraña con lo que bebiste” dijo Juan en alto para que lo escuchase.



.-“Al contrario todo lo que recuerdo es bastante desagradable” dije esta vez mirando a ambos a la cara.



.-“Pero que dices, si lo pasamos genial todos juntos” dijo Javier esta vez.



.-“No sé, quiero recordar que te perdí en no sé que discoteca, luego unos hombres me secuestraban en un cuarto de los sótanos o algo así” dije dirigiéndome a Javier.



.-“Lo habrás soñado” dijo Juan.



.-“Eso es, será una pesadilla” replicó Javier “te trajimos aquí los dos anoche” terminó diciendo.



.-“Será que lo habré soñado” concluí yo tratando de ordenar mis confusos recuerdos.





Besos,





Sandra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Jugando con la webcam

  Al fín sábado a la noche. Día en el que pude dejar a mi hijo y mi marido en casa para acercarme a ver a mi amiga Marga. Desde que me dijo ...