domingo, 4 de marzo de 2018

Poco a poco



Aquel verano lo cambió todo. Un buen amigo nos dejó su caravana y decidimos ir de vacaciones a Benidorm. Elegimos un camping cerca de la playa y enseguida nos instalamos en la parcela alquilada. Seguramente pasaríamos allí toda la quincena. Estábamos algo separados del resto de tiendas y caravanas, justo donde comenzaba una zona de bungalows. Nuestros vecinos más cercanos resultaron ser cuatro adolescentes, seguramente universitarios de primer o segundo curso de vacaciones, siempre con el torso desnudo intentando “fardar” delante de las niñas y tener algo que contar a su regreso. En los primeros días todo transcurrió con normalidad, ya habíamos olvidado el stress y los problemas del trabajo y mi marido y yo hacíamos el amor siempre que podíamos.



He de decir que conocí a mi marido desde muy jóvenes. Somos totalmente cómplices en cuanto al matrimonio se refiere. Aunque en cuestión de sexo mi marido deje mucho que desear. Por ejemplo pocas veces me come el coñito, cosa que me encanta, y salvo ese pequeño detalle me complace en todo lo demás. Para que os hagáis una idea os diré que me llamo Sandra, tengo treinta y un añitos y llevo varios años casada con el mismo y único hombre.

Como decía, fue una tarde en la que mi marido estaba durmiendo la siesta y yo estaba sentada en el avance de la caravana, cuando mi mirada se intercambió con la de aquellos niñatos de vecinos que armaban algo de jaleo y seguramente despertarían a mi esposo que dormía plácidamente. Miraban uno de los móviles y no paraban de reírse y comentar en voz alta.

Incluso escuché a uno de ellos decir: ”Menudas tetas tiene la tía” casi a la vez que me miraba sosteniéndome desafiante la mirada en la distancia. Cosa que me indignó bastante. No me quedó otro remedio que acerarme a ellos para reprimirles sus voces, con la intención de que no despertasen a mi marido.

- “Disculpad chicos, ¿no podéis dejar de hacer ruido? hay gente intentando descansar” les recriminé por su actitud. Todos se rieron por lo bajinis nada más verme llegar. Por sus caras deduje que pasaba algo más de lo que no me estaba enterando.

Uno de ellos se atrevió a decir: “Yo creo que deberías ver esto” pronunció en tono muy chulito.

Si hay algo que me revienta es ese tono en ciertos tipos, y más aún en un chavalillo del que por poco podría ser su madre. Así que no sé por qué no los mandé a la mierda en ese momento, sin embargo entré sin querer en su juego

.- “¿Y por qué debería ver eso?”, pregunté visiblemente molesta.

.-“Porque tú eres la protagonista del vídeo” pronunció el que parecía ser el cabecilla para mayor de mis asombros.

Aquellas palabras me llamaron la atención pues no encajaban con las palabras que les había escuchado antes, esas de “menudas tetas tiene la tía”, y me acerqué aún más para averiguar de qué iba el tema. Cuando estaba ya definitivamente a su altura, y cuando pude ver el vídeo en la pantalla del móvil me quedé de piedra al contemplar cómo nos habían grabado la noche anterior a mi esposo y a mí follando en la camita de la caravana. En concreto eran unas imágenes en las que mi marido me follaba por atrás a lo salvaje y a mí se me escuchaba gritar y gemir de placer. Me quedé muda completamente sin saber cómo reaccionar, la boca abierta y medio en shock por lo que acababa de ver. Todo allí, en medio del camping, a la vista de todo el mundo, el sonido de aquel móvil me pareció ahora que retumbaba por todo el recinto, y eran mis gritos. Lo único que tenía claro es que no quería armar ningún numerito, no quería que mi marido se despertarse, entonces les partiría la cara se armaría el follón padre, vendría la policía y se enteraría todo el camping.

El tiempo transcurría y yo seguía muda sin saber qué hacer ni cómo reaccionar. No sabía si debía montar en cólera y denunciarles sin más dilación, o si tratar de llevar el tema con cierta discreción. De repente pensé que si me habían mostrado las imágenes es porque tendrían alguna intención, de lo contrario me hubieran ocultado el video. Los miré fijamente, salvo uno de ellos, los otros tres no parecían malos chicos. Opté por no llamar la atención y saber qué es lo que se proponían aquellos muchachos.

.- “Qué, ¿te gusta el video?” interrumpió uno de ellos mis pensamientos con sus palabras.

Entonces reaccioné, y sin perder mucho la calma les dije:

.-“Ya me estáis dando todas las copias que tengáis, guarros, si no queréis que llame a la policía y os denuncie. Ya habéis visto suficiente” dije en tono firme y autoritario, como una madre que los reprende.

.-“Mira, nena.” dijo el que parecía el cabecilla de todos ellos, “aquí nadie va a llamar a nadie si no quieres que esto se cuelgue en internet y lo sepa todo el mundo, el primero en ver los videos será el policía al que llames. Estoy dispuesto a darte todas las copias que tengamos y ser bastante razonables, pero lo mejor es que pases dentro y negociemos un trato”. Por su sonrisa me temí que aquel cerdo ya tenía planeado el encuentro y lo peor, es que la jugada le estaba saliendo por el momento bastante bien. Quise sopesar que otras opciones tenía, pero no encontraba nada mejor que ceder de momento a sus indicaciones.

Decidí acompañarles al interior del bungalow y una vez estuvimos todos sentados y calmados me dijeron…

.-“Estamos dispuestos a borrar los videos que tenemos, no creas, ya hemos intentado ponerlos a la venta por internet pero nos han dicho que la calidad no cumple con los requisitos, además nos obligan a firmar unos contratos de cesión y todo un rollo que no nos interesa para nada, eso sí, queremos divertirnos un rato con todo esto, no pienses que queremos hacerte nada malo, pero como te digo tan sólo queremos divertirnos” concluyó el más chulito observando en todo momento mi reacción. Los demás se codeaban y cuchicheaban entre ellos con sonrisas estúpidas.

.-“¿Acaso tengo yo cara de que esto me parezca divertido?” les grité enojada.

.-“Me gustas más cuando gritas de otra manera” dijo ahora otro de ellos haciéndose el gallito y provocando las risas de los demás. Sus palabras minaron mi seguridad.

.- “Chissst, silencio” ordenó el cabecilla retomando la conversación, “no aún no, pero trataremos de que sea divertido para todos, incluido tú misma. Hemos pensado que para conseguir lo que quieres superes una especie de gimcana, y mira, la primera prueba es fácil, tan sólo tienes que tomar el sol en top less los días que te resten de estar aquí. En el vídeo no se te ven bien ese pedazo de tetas que tienes y queremos verlas como es debido, como vés no es nada del otro mundo, además estarás acompañada de tu marido, no es nada perverso ni imposible lo que te pedimos” terminó su discurso sin inmutarse lo más mínimo por lo que acababa de decir, como si fuese lo más normal del mundo.

.- “Pe.., pero yo nunca he hecho top less, me muero de vergüenza, y mi marido sospechará algo. Si se entera, tened por seguro que os matará de una paliza y entonces acudiremos todos a la policía” pronuncié mostrando mis temores, y tratando de hacerles entrar en razón pese a que su propuesta me pareció una chiquillada.

.- “Estamos seguros de que tú no quieres que nada de eso suceda”. Dijo uno de ellos, al tiempo que otro se apresuró a decir:

.-“ Escucha bien, pensamos que nada de eso sucederá, lo primero de todo es que tu marido se pondrá burrón de verte tomando el sol con las tetas al aire, por la noche te echará unos polvos salvajes, tú lo disfrutarás, y nosotros además de verte y soñar con tus tetas nos imaginaremos que somos nosotros quienes te follan y nos haremos las mejores pajas de nuestras vidas. De momento ya lo estas consiguiendo . Es todo muy sencillo ¿No?” argumentó sonriendo maliciosamente. De nuevo era ahora era el cabecilla el que retomó el mando sin dejarme intervenir..

.- “No tienes por qué contestarnos ahora, si mañana en la playa te contemplamos en top less, entenderemos que quieres seguirnos el rollo y te daremos lo que pides, si no, nos quedaremos con la grabación. Eso es todo, ahora ya puedes irte. Ya sabes de que nos reíamos” concluyó tomando el mando de la situación y dando por finalizada la conversación.

.-“Si accedo, ¿borrareis los videos que tengáis?” pregunté sopesando la posibilidad de acceder a sus pretensiones.

.-“Claro que sí mujer” dijo esta vez en un tono más conciliador, “es como en un juego de roll, nada más”, concluyó.

La conversación básicamente acabó allí. Mi seguridad inicial poco a poco se fue diluyendo. La duda era más que razonable. Denunciarlos no me llevaría a nada bueno, y seguirles el juego tampoco era buena opción, aunque lo que pretendían tampoco fuese para tanto. Lo único que tenía claro es que cuanto más tiempo pasaba allí dentro más vergüenza sentía de pensar que esos cuatro niñatos me habían podido observar haciendo el acto con mi marido. Así que decidí salir todo lo airosa que pude de aquel antro, cruzando cuatro palabras más sin importancia, tratando de ganar la confianza de que ellos cumplirían su parte del trato.

Regresé a la caravana con mi esposo pensando que en el fondo no eran más que un grupo de niñatos que querían hacerse unas pajillas a mi salud. “Es sólo eso, unas pajas y me darán los malditos videos” quise pensar que sería así de simple la cosa, y de que no transcendería mucho más el tema. Me maldije y eché la culpa por ser tan descuidada con las cortinas de la caravana, pero ahora no tenía ya remedio la cosa.

Estuve el resto del día dándole vueltas la cabeza sin parar, un montón de pensamientos abordaron mi mente durante la jornada. “¿Decírselo o no decírselo a mi marido?”. Llegué a la conclusión que mejor no supiese nada. Para tomar el camino de la violencia siempre había tiempo. Luego pensé que a lo mejor salía bien y todo la cosa, o al menos eso anhelaba. Más tarde mis pensamientos fueron otros más vanales: ”Que si nunca había tomado el sol en top less y me moriría de vergüenza, que como iba a reaccionar mi marido, que qué ocurriría si no lo hacía, aunque ya me habían dejado claro que si no lo hacía no me darían los videos”.

También pensé que todos aquellos niñatos no estaban nada mal, la verdad es que estaban cachas, marcaban abdominales y cuidaban su look. Desde luego no solo llamaban la atención de las más jovencitas, sino que debía reconocer que mucho antes ya me había fijado en ellos. La idea de imaginármelos meneándosela a mi salud me ayudó a convencerme ante la posibilidad de ceder a sus pretensiones, además que otra cosa podía hacer. La idea de hacer top less ya la había pensado con anterioridad, incluso en algunos sueños de adolescente me había masturbado y machacado el clítoris en más de una ocasión sintiéndome deseada por los hombres que observaban mis pechos. Ahora me sentía admirada y deseada por unos muchachos que no estaban nada mal, con ese punto canalla y de sinvergüenzas que tenían, y a los que podía poner cara aumentando también mi propia libido. Además, en más de una ocasión había sido mi marido quien me había sugerido que hiciese top less, así que poco a poco empecé a hacerme a la idea y poco a poco fue tomando fuerza.

A la mañana siguiente bajamos a la playa como todos los días, escogí un bikini estampado de esos en que la braguita se anuda a los laterales y el top se anuda a la espalda y la nuca. Esta vez traté de refugiarme y extender la toalla cerca de otras parejas en que ellas, las mujeres hiciesen top less, y así sentirme algo menos incómoda. Para disimular con mi marido la noche anterior le insinué que hoy haría top less y ya me dijo que no le importaba, aunque se lo dije más bien por decir, sin pensar que fuera a hacerlo realmente.

Nada más poner la sombrilla me quité el vestido con el que siempre bajaba a la playa y acto seguido me quité la parte de arriba del bikini mostrando mis pechos tímidamente. Mi marido se quedó de piedra, no dijo nada, pero yo tuve que tumbarme rápidamente boca abajo, para disimular mi vergüenza. En cambio mi marido tuvo que tumbarse también boca abajo por otros motivos.

Para mi desgracia, nuestros vecinos de parcela nos habían seguido y tomado posiciones bien cerca de dónde estábamos mi marido y yo. Se reían y disfrutaban viendo como había accedido a seguirles el juego. En un principio no me hicieron gracia sus gestos y risitas, pero conforme pude apreciar sus erecciones bajo sus bañadores, comencé a disfrutar con la situación. Tal vez el calorcito de la mañana ayudaba a desinhibirme. En el fondo todos esos bultos eran por mi culpa a pesar de estar rodeada de otras chicas luciendo pechos. El caso es que comencé a sentirme deseada como hacía tiempo no me sentía. Al fin y al cabo no había sido tan mala idea, de momento el asunto era algo más que llevadero, resultando incluso placentero.

Efectivamente pensé que sería fácil dominar y llevar a ese grupillo de muchachos, sólo tenía que mostrar con cautela mis armas de mujer. Me sentía ganadora en el juego de seducción que había empezado, incluso algo cachonda al ver la necesidad que había provocado en mi marido y tener a cuatro pajilleros a mi merced. Poco a poco fui perdiendo el pudor e incluso quise jugar a poner a aquellos jóvenes lo más cachondos que pudiera, pues de algún modo me estaba gustando sentirme deseada por ellos. Aquella experiencia no estaba nada mal, es más estaba disfrutando y aunque no quería reconocerlo estaba cachonda perdida.

Cada vez que me daba crema los miraba y provocaba con miradas y poses, ofreciéndoles un buen espectáculo. Quise tomar yo la iniciativa. Ellos permanecieron boca abajo la mayor parte del tiempo, su excitación era evidente. El clímax de la mañana vino cuando en uno de los momentos en que mi esposo marchó a nadar quise dar un paso adelante en la situación, llevar la iniciativa, y en un arrebato de calentura le pedí a un viejo guiri que rondaba por allí, que me untase crema por la espalda, a lo que el abuelete aceptó encantado. Notar aquellas manos que no eran las de mi marido extendiéndome la crema por el cuerpo y excitando a todo el personal, hizo que incluso comenzase a humedecer mis braguitas. Las caras de los muchachos eran un poema al ver al anciano dándome las cremas, seguro que esperaban que se lo ofreciese a ellos, y tal vez fuese el momento de borrar los videos. Pensé que en una de esas podría ser yo quien impusiese las condiciones. “Mañana me podréis dar crema a la vez que reviso la memoria de vuestros móviles” imaginé que podría ser el trato.

Por lo demás el resto de la mañana transcurrió de lo más normal, salvo que mi marido no dejaba de decirme lo cachondo que estaba de verme lucir pechos, “que si que bonitas que son, que si son los pechos más bonitos del mundo, que si a esa se le caen mientras que tú los tienes preciosos” piropos que contribuían a la humedad en el epicentro de mis braguitas. Así levantamos la sombrilla y fuimos a comer a nuestra caravana.

Esperé a que mi marido durmiese la siesta para ir a visitar a nuestros vecinos, y aunque debo reconocer que yo también disfruté por la mañana con el jueguecito, debía terminar con el asunto de una vez por todas.

.- “¿Qué os ha parecido lo de esta mañana?”, ”¿Me daréis ya los videos?” pregunté nada más entrar.

.-“¿Y tú?. ¿Qué tal la primera vez con las tetas al aire?” Quiso saber uno de ellos.

.- “Que conste que lo he hecho porque vosotros me lo pedisteis” dije siguiéndoles el rollo.

.- “¡¡Una mierda!!”, saltó uno de ellos. ”Hemos podido ver como a poco te meas de gusto en las bragas cuando ese ancianete te sobaba el cuerpo, porque no te estaba dando crema y tú lo sabes, te estaba sobando y tú disfrutabas dejándote acariciar como la guarra que eres”. Aquellas palabras resonaron en mi mente, realmente me acababa de describir mis sentimientos a la perfección. Efectivamente me sentía como una guarrilla cualquiera y aquello sonaba como una bofetada en mi mente, sobretodo porque debía reconocer que era en parte verdad y me había gustado.

.-“Bueno ¿y qué?” pregunté tratando de hacerles creer que les habían salido mal sus planes.

.- “¿Ya te ha visto tu maridito?, ¿lo sabe?”. Me preguntó otro de ellos.

.- “No, no sabe nada y por vuestro bien mejor que siga siendo así”. Dije esta vez poniéndome de nuevo muy seria. “¿Me daréis de una maldita vez ya los videos?”. Pregunté impaciente.



.- “Has tenido suerte que no llevábamos ninguno el móvil, aún me hubiese hecho más pajas de las que llevo”. Dijo uno de ellos.

.-“Que te aprovechen” dije subiendo el tono.

.- “Joder!!” dijo otro de ellos. “Nunca había estado tan caliente” pronunció metiéndose la mano debajo el bañador.

.- “Nunca me cansaré de verte las tetas, son preciosas, que suerte tiene tu marido”. Me dijo otro, hasta que harta de escuchar sus estupideces les pregunté de nuevo:

.- “Me siento halagada por todo lo que me decís, haceros cuantas pajas queráis a mi salud, pero... ¿qué hay de los videos?” esta vez quise mostrar una actitud negociadora.

.- “No tengas prisa”, dijo quien parecía tener el roll de cabecilla del grupo, “ya te dijimos que serían varias pruebas, tan sólo has superado la primera”. Me dijo mirándome a la cara desafiante.

.- “Ya, ¿y en que consiste la segunda? Les pregunté sin intención de llevarla a cabo bajo ningún concepto temiendo que me propusiesen alguna barbaridad.

.- “Es también muy sencilla, esta noche saldremos a tomar unas copas en la disco Penelope, queremos que acudas allí, suponemos que con tu marido, el caso es que nos gusta el vestidito azul de tirantes finos que tienes a medio muslo de faldita, ¿sabes cuál te digo, no?. Bueno, hasta aquí todo normal ¿ok?. Salvo que queremos que te lo pongas sin ropa interior ni nada debajo” dijo mirándome a los ojos en actitud de nuevo desafiante.

.- “¿Eso es todo?” pregunté algo sorprendida.

.- “Eso es todo, así de simple” afirmó el otro. “Verte en medio de la disco y saber que no llevas nada debajo nos va a poner a todos a cien, incluida tú, y cada paja que me hago pensando en ti es mejor que la anterior” dijo acariciando su paquete por encima del bañador.

En esos momentos sopesé si mandarlos a la mierda o acceder a su segunda prueba. Lo cierto es que por las malas pintaba todo muy negro, y pensé que en el fondo no era como para tanto su segundo requisito. Seguramente como bien manifestaban esa noche acabarían haciéndose unas pajas todos a mi salud, y quise consolarme pensando que en el fondo era eso todo lo que querían, hacerse unas pajillas y nada más.

Yo traté de mostrarme reticente a su petición, aunque en lo más profundo de mi ser estuviera impaciente por cometer la locura que esos chiquillos me planteaban. Desde luego pensaba disfrutarlo a base de bien con mi marido y dejarles con las ganas a todos esos chiquillos.

Me fue fácil convencer a mí marido para salir esa noche y acudir a la susodicha discoteca. Lo de salir sin ropa interior era la primera vez que lo hacía, y debo reconocer que me produjo un morbo increíble desde el principio de la noche. Sobre todo una de las veces que tras caminar del brazo de mi esposo por el paseo marítimo, paramos a tomar un helado en un quiosco, y claro tuve que sentarme en una de esas frías sillas de aluminio, notando el contraste entre el frío del material y la parte más caliente de mi cuerpo.

En otra de las ocasiones, y al tratarse de una faldita corta de vuelo, en una de las ráfagas de viento a poco se me ve todo en medio del paseo. Y cuando digo todo es todo. Menos mal que mi marido no se dio cuenta de nada, aunque supongo que algún transeúnte más lejano si pudo verme parte de mi culo desnudo. Por suerte pude cubrir a tiempo mi parte delantera, pues de lo contrario se hubiera visto que esa misma tarde me había arreglado la delgada línea de pelillos que siempre tengo sobre mi pubis, aunque esta vez estaba casi rasurado por completo, para sorpresa de mí marido. Lo hice pensando en que por la noche obtendría mi recompensa con mi esposo. He de reconocer que me excitaba de sobremanera al recordarme con los pechos al aire en la playa rodeada de babosos, y ahora esto de salir sin bragas ni sujetador, seguro que me entraban unas ganas locas por hacerlo con mi marido. En un principio jugaba a excitarme yo misma con todo lo acontecido y las circunstancias, pero poco a poco tenía más ganas de follar que nunca. Que ingenua, nada de lo que sucedería realmente podía imaginarme, tan sólo que aquellos muchachos me estaban regalando el mejor verano de mi vida.

Antes de llegar a la disco quise tomar unas copas con mi esposo en una zona de marcha, y después de cierto puntillo nos dirigimos hacia la Penelope. Aparcamos el coche en una explanada y nos dirigimos hacia la entrada, no tuvimos que esperar mucho tiempo gracias a dios porque el calor se hacía insoportable, y enseguida estábamos los dos en la zona de baile sudando el alcohol ingerido anteriormente. Casi me había olvidado de ellos , pero nada más bailar con mi esposo, pude ver al grupo de chavales cerca de la barra. Estuvieron un rato observándome a lo lejos, de nuevo con sonrisitas y niñeces, hasta que uno de ellos me hizo señas evidentes para que se acercase. A saber lo que se estaban imaginando.

Pensé en cómo deshacerme por unos momentos de mi marido, y le pregunté que qué quería tomar, aunque en el fondo era una excusa para acercarme sola hasta la barra del bar y hablar con los chavales.

En cuanto me acerqué a la barra ellos me rodearon enseguida.

.- “¿Cómo veis me he puesto el vestido que me habíais pedido?” les dije a la vez que hacía señas al camarero para que me atendiese como si fuese algo normal, temerosa de que mi marido me observase desde la distancia.

.- “¿Y cómo sabemos que no llevas nada debajo?” me preguntó uno de ellos, casi gritándome cerca de la nuca debido al ruido.

.- “Es evidente, no hay ningún tipo de costuras” me volteé sobre mi misma para que pudieran verme y comprobar lo que decía, a la vez que hablaba en voz alta para que también me pudieran oír. El camarero me sirvió las copas que le había pedido, así que cuando las agarré para regresar con mi esposo, tenía un cubata en cada mano y la espalda pegada a la barra. Dos de ellos estaban enfrente, el más bajito no paraba de mirarle el escote, y tapaban la visión desde la pista de baile. Los otros dos se encontraban uno a cada lado, derecha e izquierda.



.- “Necesitamos comprobarlo mejor” Me dijo el de la derecha y que además era el más chulito de todos, y dicho esto noté como dos manos, por la derecha y también por la izquierda acariciaban mi culo por encima del vestido.

.-“Guauuu”. Aquello si que no me lo podía esperar. Se habían atrevido a tocarme el culo. Permanecí inmóvil sin saber qué hacer, ni que decir, con las manos ocupadas, dejando que aquellos dos muchachos me sobasen el culo a merced. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba abajo, no sabía precisar si era por el alcohol que ya llevaba en el cuerpo o por el hecho de tener las manos de aquellos dos chavales acariciándome, pero me estaba humedeciendo como nunca. Sólo cuando uno de ellos, el más osado, me introdujo la mano por debajo de la falda y nada más notar el contacto de su mano en mi fina piel, junto con un intento rápido por su parte de introducirme un dedo en mi coñito desde su posición, reaccioné violentamente apartándome de ellos como pude y les dije: “Bueno ya lo habéis comprobado suficiente, ahora me marcho con mi marido”, no sin antes recriminar con la mirada la acción al más osado.

.- “Espera un momento, todavía no te hemos dicho cuál es la siguiente prueba que tienes que hacer si quieres los videos”. Se apresuró a decir uno de ellos antes de que huyese de allí pitando.

“Mierda es verdad, los videos, ya me había olvidado de ellos” recordé entonces.

.-“Decidme que tengo que hacer esta vez” les pregunté con urgencia de no demorarme y tener que dar explicaciones a mi marido.

.-“Mira lo de esta mañana, lo de verte con el abuelete guiri ese de la playa nos ha puesto a todos a cien, así que hemos pensado que nos gustaría verte enrollando con alguien que no sea tu marido, no basta con un pico en la boca, tiene que ser un morreo en toda regla, de no ser así no daremos por superada la prueba” dijo de nuevo el más chulito de todos, el mismo que apenas unos instantes se había atrevido a deslizar su mano por debajo de mi falda en busca de mis partes más íntimas, y el mismo que había provocado un escalofrío en mi cuerpo al notar unas manos desconocidas acariciándome en zona tan sensible de mi cuerpo.

.- “Oye, os estáis pasando un poco ¿no crees?, hasta ahora he de decir que me estaba divirtiendo, pero esto se pasa de la raya” les espeté malhumorada.

.- “Pero si estas cachonda perdida, ¿no lo vas a dejar ahora?” me dijo el mismo gallito de siempre, deslizando de nuevo su mano por debajo de mi falda a la vez que me hablaba. Conformándose esta vez con comprobar la suavidad de mi piel allí donde terminan las piernas y comienzan las nalgas. “Puede ser cualquiera de todo el local excepto tu marido, ¿no me vas a decir que no hay nadie al que le pegarías un muerdo?, si te sirve de consuelo cualquiera de nosotros estamos dispuestos”, me gritó en la nuca sintiendo su aliento clavado en mi cuello y su mano en mi culo.

.- “Ni lo sueñes” le dije mirándolo a los ojos mientras me dejaba acariciar.

.- “Bueno, bueno, escoge a quien quieras, pero sólo una minuta más, debe ser antes de las 2:00 de la madrugada” se regocijo al decirlo al tiempo que cesaba en sus caricias por abajo.

.- “Y si no lo hago ¿qué?” respondí enojada.

.- “Ya sabes, todo internet podrá ver lo guarra que eres, incluida la empresa en la que trabajas y tus compañeros de trabajo” trató de persuadirme.

.- “Y si lo hago…,¿me prometes que me daréis los videos de una vez?” quise dejar claro que era la última prueba a la que accedía.

.- “Tampoco es nada del otro mundo que te beses con alguien desconocido en una disco, y sí, tienes nuestra palabra de que tendrás los videos, además ¿tampoco tienes nada que perder no?, ¿a lo mejor hasta te gusta?”, dijo esta vez otro de ellos.

.- “No te equivoques conmigo” concluí mirándolo con desprecio mientras me marchaba en busca de mi esposo y dejaba en la barra a los niñatos.

Regresé a la pista de baile y me puse a bailar con mi esposo. Desde luego estaba hecha un verdadero lio. No sabía que podía hacer para salir de aquella situación en la que había caído tan absurda. “¿Cómo iba a hacerle eso a mi marido?. Besarme con otro, ¡que locura!. Esta vez se habían pasado de la raya. Mañana estaba decidida a ponerle fin a todo esto”. Y al mismo tiempo que pensaba esto no paraba de mirar alrededor mío, sobre todo a cuantos chicos me rodeaban, algún que otro baboso se rozaba descaradamente conmigo a pesar de que sabían que estaba bailando con mi esposo, supongo que era algo normal, la mayoría eran guiris borrachos, algunos sin camiseta marcando ridículas barrigas. Yo seguía pensativa....

“La verdad es que los hay que están bien buenos y macizorros, y no me importaría comerles la boca” Pensaba para sí misma. “¿Pero cómo hacerlo sin que se entere mi marido?, no he hecho top less y le he mostrado las tetas a todo el mundo para nada, ni me he dejado sobar el culo por esos chavales, además he de reconocer que me han puesto cachonda como nunca con sus jueguecitos. Un muerdo, sólo un muerdo en la boca y exijo que me den los videos, de lo contrario tomaré otras medidas. Pero… ¿a quién? ¿y cómo lo consigo?. Lo primero es deshacerme de mi marido, ¡ya está lo emborracharé!. Un muerdo, uhmm, tan sólo un muerdo y la verdad es que hay cada uno que dejaría que me hiciese un favor” continuaba pensando mientras bailaba y bebía y me calentaba al mismo tiempo.

.- “¿Por qué no nos acercamos a la barra estoy sedienta?” le dije a mi marido con la intención de que siguiese bebiendo y sopesar sobre la marcha.

Como ya llevábamos más de una copa no me costó mucho emborracharlo. Yo me pedí una coca cola mientras que mi marido se pidió otro cubata. Para colmo me alejaba de él lo suficiente como para que tuviera que hablar a gritos y forzase la garganta lo suficiente como para tener sed y beber más. Yo tan sólo daba pequeños sorbos a mi refresco mientras mi esposo apuraba los vasos de trago. Con el tercer cubata en la disco ya lo tuve medio vencido y sabía que tardaría poco en que le entrase la consecuente somnolencia. Así que me lo llevé hacia la zona de sillones, que al ser bastante cómodos y estar poco iluminada, pasó poco tiempo en que mi marido cayese profundamente dormido casi inconsciente.

“Ya está, primera parte conseguida”, pensé para mí, y me propuse disfrutar tomando las riendas.

De momento me propuse bailar sola. Estuve bailando todo lo más sexy que pude, me encontraba totalmente desinhibida, nunca antes había estado tan cachonda y para colmo no llevaba nada de ropa interior, casi podía notar mis flujos escurrir por los muslos. En un momento dado se me acercó un grupo de extranjeros, uno de ellos se parecía al David Beckham, desde un primer momento me llamó la atención, era todo lo contrario a mi marido, rubio, musculado, y con tableta de chocolate por abdominales. Me fijé en el culo del muchacho, que apenas tendría los 25 años, de hecho cruzamos varias miraditas durante un rato. Él también se fijó en mí. Cuanto más lo miraba más guapo me parecía y más caliente me ponía imaginándome besándome con aquel desconocido. Me aseguré de que mis amigos me estuviesen viendo, pues la víctima estaba escogida.

En un momento dado uno de los compañeros del aspirante a Beckham le empujó y este me empujó sin querer.

.- “Uhps!! Sorry!!” Me dijo el chaval. Yo aproveché la oportunidad del encontronazo para tratar de hablar con él.

.- “No es nada” le respondí.

.-“ what!!!” “Siento no hablar bueno español”. “¿Te he hecho daño?” preguntó el.

.- “Don´t worry” le dije en inglés y luego se me escapó en español un… “no ha sido nada”.

.- “Ohh que bueno que hablas inglés” “What´s your name?” quiso saber. Me alegré de que el chaval fuese algo lanzado y me ahorrase tener que ser yo quien diese los primeros pasos.

.- “¿Y por qué quieres saber mi nombre? Le pregunté esta vez más cerca de su oreja aprovechando para mostrarle generosamente todo mi escote y la parte de mis tetas que la tela del vestido me permitía, mientras él se inclinaba para escucharme.

.- “Para invitarte a una copa, ¿puede ser?” Dijo él esta vez, en un español más correcto, lo cual me hizo pensar que todo había sido fingido por su parte y provocado para invitarme.

El caso es que fuese intencionado o no, ambos habíamos conseguido lo que queríamos. Marché a la barra con él, me pidió un gin tonic más y comenzamos a charlar, al principio sobre tópicos de cada país, al final un poco más picante. Él cada vez me hablaba más cerca de la nuca, y a mí se me ponía la carne de gallina de notar su aliento sobre la piel. La conversación transcurría y él cada vez se acercaba más hacia mi boca para conversar, estaba claro que se acercaba poco a poco intencionadamente a la comisura de mis labios. El tipo sabía manejar los tiempos y las distancias. A esas alturas se debían notar mis pezones totalmente en punta a través de la fina tela del vestido y con el sudor. Él, además, no dejaba de mirarme al escote sabiendo lo que provocaba en mí como hembra su proximidad. En un momento dado ya no me aguantaba más, me aseguré de que mis voyeurs preferidos estuviesen viéndome y sin venir mucho a cuento en la conversación le arreé un muerdo al desconocido extranjero de campeonato.



Era la primera vez desde adolescente que besaba en la boca a otra persona que no fuera mi marido. Me gustó más de lo que pensaba. Estaba cachonda perdida, fuera de control, miré a mis amigos mientras me daba un segundo muerdo con el guiri y uno de ellos me hizo la señal de OK con la mano, el mensaje estaba claro, la prueba la daban por superada. Este segundo beso se estaba alargando más de lo que yo misma creía en un principio, y como el guiri no obtenía resistencia por mi parte comenzó a manosearme por todas partes mientras nuestras bocas permanecían unidas. Primero bajó sus manos hasta mi culo. Me dejé hacer, me estaba gustando. El guiri por más que buscaba la comisura de la bragas por encima de mi vestido no las encontraba. Empezó a pensar que usaba tanga de hilo, que era una putilla de tres al cuarto y que se me follaría esa misma noche. Y como la imaginación de los tíos no tiene límite se empalmó de sobremanera. A esas alturas me estaba metiendo la lengua hasta el garganchón, con una mano en el culo y otra por mis tetas. Me estaba dejando llevar, es más estaba cachonda perdida, ni yo misma me lo creía, pero aquel extranjero y desconocido me estaba provocando unas sensaciones que jamás antes había experimentado.

De repente pude notar el bulto del chaval sobre mi vientre. “¡¡Aquello tenía que ser enorme!!” pensé para mí. “Desde luego mucho más grande que la de mi marido, Diosss está para que me haga un favor”. Ahora era yo la que se rozaba contra él queriendo notar aquella polla sobre mi vientre. “Tengo que tocarla como sea” pensé para mí, y acto seguido, allí, en medio de la discoteca comencé a sobarle la polla por encima del pantalón. Pero no me contentaba con eso, quería tocarla, acariciarla, necesitaba más. Así que luego más decidida, le bajé la cremallera de los jeans introduje una de mis manos y comencé a acariciarle la polla por encima de los boxer, ocultando mis manos entre nuestros cuerpos, que no se despegaban ni un milímetro para no delatarse. Aquella acción tuvo su reacción, y el muchacho ya más atrevido comenzó a acariciarme el culo por debajo del vestido. Quise mirarle a los ojos cuando el muchacho descubrió que no llevaba bragas, su cara fue un poema, no podía evitar dejar de mirarle a los ojos. Me sentía como una fulana y encima me estaba gustando. Me hubiera dejado follar allí mismo por ese chaval en medio de la pista de baile.

El avanzó en sus caricias y alcanzó con sus dedos mis labios más íntimos. Estaban completamente encharcados. En esos momentos supo que podía hacer de mi lo que quisiera. Se dedicó a trasladar los flujos de mi coñito hacia mi ano. Para ello introducía el inicio y la punta de su dedo corazón entre los labios vaginales y luego rodeada el anillo muscular de mi ano. Aquellas caricias eran nuevas para mí. Nunca antes mi marido había jugado de esa manera con mi esfínter, bueno a decir verdad nunca le había dejado.

Cuando consideró que estaba suficientemente lubricado me introdujo un dedo en el culo. Tuve que ahogar mi aullido de placer en su boca. Yo seguía aferrada a su polla, pajeándolo discretamente como bien podía. El chaval me introducía el pulgar en el ano mientras que su índice y corazón se movían en mi interior. Allí, contra la pared, y en la esquina de aquel rincón de la discoteca, tuve mi primer orgasmo en los dedos de aquel extraño del que aún no conocía ni su nombre.

Reaccioné entonces, “Dios mío pero que he hecho, ¿y mi marido?” pensé preocupada tras recuperar al aliento. Mi respiración acelerada, mi mordisco en su labio al alcanzar el clímax, la presión de mi mano en su miembro, mi mirada perdida, me delataron. El rubito me miró triunfador conocedor de lo que acababa de pasar, por suerte lo pillé aún de sorpresa cuando lo aparté y traté de salir corriendo de allí. Pero él también ando atento,l se subió rápidamente la bragueta, me sujetó por el brazo y me preguntó:

.- “What´s that?, ¿no te ha gustado?” preguntó sorprendido por mi intento de huida.

.- “No es eso, pero déjame ir” le dije.

.- “Mira como me has dejado” y ambos bajamos la mirada a su entrepierna, observando el bulto del chaval en sus pantalones.

.- “Cuéntame al menos que es lo que te ha pasado de repente”. Continúo él.

Entonces lo miré a los ojos y se produjo un incómodo silencio entre los dos.

Él me miró a los ojos y me dijo en un tono tolerante: ”Ahh, ya entiendo, tienes pareja”.

.- “Sí,” le dije contenta al escuchar sus palabras que denotaban comprensión, “estoy casada”.

.- “Eso ya lo sabía por tu alianza, y dime ¿dónde está tu marido?, ¿cómo puede dejar a una mujer tan guapa como tu sola?” me preguntó el. Supuse que el chaval se merecía alguna explicación.

.- “Está en esta misma discoteca, se encuentra borracho e inconsciente en la zona de los sillones”. Lo miré de nuevo a los ojos “Te ruego por favor me ayudes a llevarlo al coche que tenemos en el parking de ahí fuera y luego nos vayamos cada uno por nuestro lado”. La cara del guiri cambió de color, para nada se imaginaba aquella contestación. Se debió pensar que realmente las españolas eran tan putas como le habían dicho, el tío debió ver aquella situación como algo normal en nuestro país. Sin saber cómo reaccionar me acompañó hasta los sillones en que se encontraba mi marido y me ayudó a cargar con él hasta el coche sin apenas mediar palabras.

Lo dejó cuidadosamente en el asiento trasero. Yo en ese momento me encontraba dejando el bolsito en el maletero del coche, y cuando cerré el maletero el guiri me abordó por detrás, sujetándome fuerte y comenzó a darme besitos en la nuca en plan mimoso.

.- “No puedes dejarme así”, “Mira cómo voy”, me decía mientras me refrotaba el paquete por mi culo, haciendo que notase la dureza de su polla.

.- “No por favor, déjame ir” le dije tratando de zafarme de él, aunque sin mucha convicción.

El extranjero hacía caso omiso a mis negaciones. Reconozco que por otra parte no resultaba ser todo lo tajante que debería haber sido, y es que en el fondo me daba algo de pena su estado. Mientras me tenía rodeada con sus brazos pensaba que la verdad es que he sido una calientapollas de cuidado, pero que sintiéndolo mucho debería marcharme ya de una vez. Por hoy había sido suficiente.

Mientras ella me debatía en mi interior lo cierto es que ofrecía poca resistencia, y él aprovechó que me retenía rodeándome el cuerpo con un solo brazo, para con la mano libre levantarme el vestido e introducirme de nuevo el dedo corazón en el culo. Esta vez fue algo violento, aunque aquello me seguía volviendo loca. Mientras me seguía negando débilmente, ya casi entre susurros.

.- “No, no please” trataba de revolverme entre sus brazos, pero me tenía aprisionada contra el coche.

.- “Por favor,paraaaah, uhhmmm” inevitablemente se me escapó un primer gemido a lo que el chaval interpretó que podía continuar forzando la situación hasta que cediese.

Y lo cierto es que sus caricias en mi ano y sus dedos jugando en mis intimidades lograban poco a poco sus objetivos.

.- “Please, no, please”. negaba como podía entre gemidos.

Era aún noche cerrada, los efectos del alcohol aún no se habían disipado del todo en mi mente y aquella intrusión en mi esfínter volvió a ponerme cachonda. Seguí debatiéndome unos instantes entre lo correcto y lo que me pedía el cuerpo. Así que decidí acabar con aquella situación. Me giré de frente a mi David Beckham y comencé a besarlo apasionadamente. De aquel extranjero no sabía aún ni su nombre pero estaba dispuesta a complacerle. Le miré a los ojos de nuevo cuando lentamente le bajaba la cremallera de los jeans. Las miradas de aquel tipo me volvían loca, me hacían sentir realmente como una guarra, y eso era lo que quería sentirme aquella noche, la más guarra de todas.

El muchacho confundió mis intenciones, y mientras yo sólo pensaba en hacerle un paja, él al ver mi predisposición se despojó de la parte de arriba de su camiseta, mostrando su torso y abdominales desnudos algo tatuados para regocijo de mi vista. Luego se bajó los pantalones sin dejar de mirarme a los ojos en todo momento. Me sorprendió recogiendo mi pelo en una coleta a una mano y me obligó a arrodillarme enfrente de él.

Por primera vez pude contemplar con mis propios ojos la pedazo de polla de aquel chaval. Me pareció enorme. Desde luego era la primera vez que veía algo así. Estaba como hipnotizada contemplándola, a lo que el guiri aprovechó para restregármela por la cara.

.-” Suck it!!! Come on, ¡!! Chúpamela” dijo tirándome del pelo y causándome algo de daño. Estaba claro que se moría de ganas por que se la chupara. Yo pocas veces o ninguna practicaba sexo oral con mi esposo, por lo que me mostré un poco reticente. Apenas acerqué la punta de la lengua.

Sabía a sudor, un sudor raro, algo salado, y su olor era más soportable de lo que me esperaba en un principio.

Desde luego no me hacía mucha gracia hacerle sexo oral a un desconocido, pero pensé que en el fondo aquel muchacho se lo merecía. Pensé que se me estaba bien merecido acabar así, arrodillada, chupándole la polla a un desconocido en medio de un parking, al lado de mi coche, nuestro coche, y con mi marido dentro del vehículo.

Primero la chupé de abajo arriba y de arriba abajo. Luego la introduje en mi boca, presionando su prepucio con mis labios. Era excitante comprobar todos sus pliegues con mi lengua. Luego comencé el vaivén sin mucho afán, pero la idea de estar chupándosela a aquel desconocido a escasos centímetros de mi marido volvió a despertar en mí sensaciones hasta ahora desconocidas.

Deslicé una de mis manos hasta mi intimidad, y comencé a acariciarme el clítoris mientras permanecía arrodillada. Cada vez me concentraba más en mis caricias íntimas buscando mi propio placer a la vez que me movía mecánicamente para satisfacer a aquel extranjero. No tuve claro en qué momento el desconocido me bajó los tirantes del vestido y me sobaba las tetas sin reparo. Yo continué concentrada en mis caricias y moviéndome rítmicamente. Cuando estaba a punto de llegar a mi ansiado orgasmo, noté como el miembro que tenía aprisionado entre mis labios comenzaba a dar espasmos y aquel muchacho se corría en mi boca, me aparté nada más notar como un líquido espeso y caliente inundaba mi boca. Aun así, algo de esperma me cayó entre las tetas, la cara y el pelo. Me incorporé poco a poco mientras le seguía meneando la polla a aquel chaval. Esta vez era él el que había acabado y yo la que continuaba con ganas. Lo miraba fijamente a los ojos mientras podía comprobar con duda como aquel miembro encogía en mi mano. Esta vez sí toda aquella barra de carne me cabía en una sola mano.

Con las tetas al aire, en medio de un parking al aire libre, el vestido azul enrollado en mi cintura, enfrente de aquel tipo y mirándole fijamente a los ojos le dije:

.- “No puedes dejarme así, fóllame” le imploré suplicante y desesperada.

.- “Say it, again” el muy cerdo quiso escuchar de nuevo mis palabras.

.- “Fóllame, métemela hasta el fondo” lo necesitaba exasperadamente.

.- “Say it, say it” me repitió él regocijándose de mi desesperación.

.- “Por favor, te lo suplico, fóllame, fóllame” pronuncié esta vez al tiempo que meneaba su polla y la acercaba hasta la entrada de mi vagina dispuesta a dejarme follar.

Me pilló desprevenida, el muchacho me agarró del brazo y me llevó hasta el lateral del coche, justo en la ventanilla en la que reposaba el rostro del inconsciente de su marido. Ahora mi culo desnudo descansaba contra la puerta del vehículo y era manoseado con descaro a escasos centímetros de la cara de mi esposo, que permanecía dormido inconsciente. Solo el cristal de la ventanilla nos separaba.

El guiri introdujo esta vez su dedo corazón en mi culo, e hizo lo propio para comenzar a dilatarme. Es más, de estar consciente mi marido oiría el golpear del torso de la mano del muchacho contra la chapa del coche, mientras jugueteaba con mi esfínter. Continuamos besándonos un rato, comiéndonos salvajemente la boca el uno al otro. Hasta que él comenzó a chuparme las tetas. Se entretuvo un rato en jugar con mis pezones, primero lametazos de un lado a otro, luego describiendo circulitos, para pasar a succionar como un recién nacido, apretujarlos y amasarlos siempre a su antojo y para excitación de ambos.

Su polla volvió a estar dura como el acero de la carrocería contra la que nos apoyábamos. Me levantó cogiéndome a dos manos por el culo, el cual quedaba ahora a la altura de la ventanilla, me tenía apoyada contra el cristal ,y sin ninguna piedad ni miramiento me penetró hasta el fondo.

.- “Aaaghhh” no pude dejar de gritar al sentir como se abría paso en mi interior sin apenas esperar a que dilatase

.-“Me gusta, uuuhhmm como me gusta” no podía evitar alentar a mi poseedor .

Las embestidas del muchacho me parecieron bruscas y enérgicas para lo que estaba acostumbrada, lo cual me volvía aún más loca.

.-“Uuuuhhhhm” no podía evitar dejar de gemir tratando de aliviar la tensión de mi cuerpo.

Él quiso ahogar mis gritos, en el fondo nos encontrábamos en medio de un parking y cualquiera nos podía oír, así que introdujo su dedo pulgar en mi boca. Yo lo chupé sin cesar de mirarle a los ojos, al igual que como en instantes anteriores le había chupado la polla. Al dejar de cogerme con las dos manos dificultó las embestidas de mi amante. Sus movimientos no eran tan enérgicos, y en esos instantes de confusión recordé que no estaba tomando nada, joder, me podía quedar embarazada de este tío de quien todavía no conozco ni su nombre. Mi mente empezó a decir: ”No, basta, basta, tengo que parar esto” y pronto de mi boca también se oyó decir:

.- “No! Para, basta. No sigas” decía mientras trataba de impedir sus movimientos.

Pero aquellas palabras sólo lograron enfurecer aún más al muchacho, el cual volvió a levantarme con las dos manos y embestir con más fuerza.

.- “No, don´t fuck me, basta, para”, pero nada podía hacer para que aquel animal en celo cesase de follarme. De repente de mis labios y como buenamente pude dije:

.- “In the ass, i like it in the ass!, please in the ass”, “Métemela por el culo, cabrón!!!” le grite en la oreja tratando de arañarle en la espalda.

Al oír estas palabras cesó inmediatamente en sus movimientos y me miró a los ojos como preguntándose si lo que acababa de escuchar era cierto.

.- “In the ass” le repetí “prefiero que me la metas por el culo”, pude decir esta vez algo más sosegada.

.- “It´s my first time” dijo el muchacho sin dejar de mirarla sorprendido, “nunca antes había hecho eso con una chica” añadió mirándome incrédulo a mi petición.

.- “Para mi también” quise hacerle saber para mayor de sus asombro.

.-“Tan sólo ten un poco de paciencia” , “slowly, please” y acto seguido me quité el vestido por la parte inferior, mostrándome totalmente desnuda ante aquel desconocido salvo por mis zapatos de tacón en lo píes. Me giré sobre mí misma dándole la espalda, me apoyé ligeramente sobre la ventanilla de la puerta del vehículo, notando el frío del cristal en mis pechos y llevando mis propias a manos a cada una de mis nalgas, fui separando mis propias cachetes a ambos lados ofreciéndole mi culo.

Pude ver su cara a través del reflejo en los cristales. El extranjero no daba crédito a lo que estaba viendo, estaba a punto de follarse por primera vez en su vida por el culo a una mujer y esa iba a ser yo. Pero lo que más morbo me daba de todo, era pensar que me encontraba totalmente desnuda expuesta frente a un muchacho que me iba a follar por primera vez en mi vida por el culo, con las tetas apoyadas contra la ventanilla de mi propio coche, en cuyo interior y a escasos 2 milímetros se encontraba la cara de mi marido totalmente dormido.

Estaba impaciente por que me rompieran el culo delante de mi esposo.

.- “Come on!, rómpeme el culo!”. Y dicho esto cogí la polla de aquel muchacho y mientras con una mano me abría los cachetes del culo, con la otra guiaba la polla de aquel desconocido hasta mi ano.

Tuve que morderme los labios para no lanzar un chillido desgarrador al notar como se abría camino en mis entrañas. A pesar de estar dilatada el dolor se hacía insoportable. Lo peor es que una vez introdujo el guiri la punta de su polla en mi culo, me agarró por ambos lados de las caderas y comenzó un ritmo violento de mete y saca que a poco me desgarra definitivamente el ano. Yo me encontraba ahora con una mano extendida sobre techo del coche, y la otra acariciando mi clítoris contra el rostro de mi esposo que permanecía ajeno a todo cuanto sucedía del otro lado de la ventanilla. Mi cara estaba por encima de la línea del techo del coche observando un parking que hasta el momento estaba desierto, mis pechos estaban aplastados contra el cristal de la ventanilla del coche mientras era penetrada por el culo. Podía ver la cara de mi marido a la altura de mis pechos únicamente separados por los dos milímetros de vidrio y el desconocido extranjero metiéndome semejante pedazo de polla por el culo. Estuve a punto de conseguir mi buscado orgasmo cuando pude ver a una pareja de novios que se acercaban caminando lentamente entre los coches hasta nuestra posición. Decidí recostarme un poco para evitar ser vista, para lo cual empujé hacia atrás con mi culo en pompa al animal que me penetraba sin compasión, este movimiento hizo que se introdujera aún más si cabe aquel miembro en mis entrañas. Ahora mis tetas golpeaban con cada envestida en el cristal de la ventanilla, sonando al compás del movimiento:

.-“Ploff,Ploff”. Resonaba con fuerza, entremezclado con mis ahogados gemidos.

Fue entonces cuando no pude evitar mirar a mi marido a través del cristal del coche maltratando aún más fuerte mi clítoris y mirándolo a través de la ventanilla su rostro dormido angelical de mi marido cuando obtuve uno de los mejores orgasmos de mi vida.

Como mi desesperado amante aún no conseguía correrse, empecé a gemir con toda la voz de puta que podía poner:

.- “Uuuhmmm!, que rico, así, siiii, sigue así” me comportaba como una auténtica puta bajo la mirada dormida de mi esposo.

.- “Vamos córrete en mi culooooh” le gritaba al muchacho sin dejar de mirar el rostro de mi esposo.

.- “Ooooh si, dame fuerte por el culo” recordé lo mucho que ansiaba mi marido lo que le estaba entregando a otro.

Aquellos gemidos articulados, junto con las caricias que le propiciaba al chaval, con una mano acariciándole los huevos por debajo de mis piernas, y con la otra en el muslo de él como animándole a moverse más rápido, hicieron que el desconocido extranjero no tardase en llegar al orgasmo, se salió de mi interior para correrse sobre mi espina dorsal, salpicando también mi pelo, e incluso algunas de sus gotas fueron a parar a la altura del cristal de la ventanilla del coche sobre la que al otro lado descansaba el rostro de mi marido.

Sin mediar palabra me agaché para recoger mi vestido que yacía arrugado en el suelo del parking. Pude entonces escuchar como un “click” sonido de una cámara de video o de fotos, pero estaba decidida a marcharme de allí cuanto antes. Así que, desnuda como me encontraba, con el vestido enrollado en el brazo abrí la puerta del conductor, puse el coche en marcha y desaparecí de allí, sin mediar palabra ninguna con mi casual amante, el cual observaba por su retrovisor como se vestía a duras penas y se recuperaba del mejor polvo que seguro tendría en su vida.



Besos,



Sandra.

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